viernes, 18 de diciembre de 2020

APUNTES PARA UNA LÁPIDA VIRTUAL


La mujer que renuncia a pensar se vuelve triste.
No digo que no pueda elaborar una sonrisa
O despertar los resortes del instinto
Es capaz de fingir algún aplomo
Y compartir la fiesta de la Iglesia
Con todo el rostro amable y repetido
Ella ha inventado los muros de su claustro
Ha dado consenso a las mentiras
Y sabe que todo ojo le vigila
Sobre todo su casa sus parientes
Las vecinas los grupos de la plaza
Gustan señalar rascar profundo
Y solo ese aire de piedad le sirve de placebo.
Ella sabe llenarse la rutina
Puede ser tan frívola que enoja
Puede enojarse mentir tirar la puerta
Y quedarse enfadada y soitaria
Ha sabido inventar sus recuerdos
Esconderse tras la foto de familia
Volverse más o menos un artefacto bonito
Un mueble un ornamento una vasija polícroma
Como debe de ser una mujer de casa
Olvidada de sí negando sus memorias porque el demonio ronda sus caderas
Y ella tiene miedo de las sombras
Y de la mata de pecado que es su sexo
Que han sabido someter con fuertes culpas.
Ten cuidado que es pretexto la ternura
Ten cuidado de las manos optimistas
Y de toda palabra de lisonja.
La mujer que renuncia a pensar sabe lo triste
Su vida puede ser un manual un cómo hacerlo
Cómo llegar a ser una obra cinética de arte
Cómo alcanzar el respeto ciudadano
Aunque deba permanecer bajo el zapato
Y soportar tanto apunte que se calla.
La mujer que renuncia a pensar tuerce sus planes
Termina por depender de presupuestos
Y alcanza las formas infinitas de violencia.
Ella sabe de gatos en ventanas sin farolas
Sabe que nadie va a llamar que ya no ocurre
Y sabe que eran buenas las palabras
Y era mejor la luz sobre los rostros.
Está sola a medianoche algunas veces
Y piensa que esa cárcel pesa mucho.
Esto lo borró el poeta de su alma
Porque una mujer triste duele siempre.

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