miércoles, 12 de julio de 2023

Secuencias de la cuarta novela del ciclo Malanga.

LA MALA FE DE UNA ACTRIZ SIN CAMERINO

—El chavalo de la pulpe es un tipo raro, Ronald. No quiere hablar. Cuando llegué en la mañana a hacer la encuesta, estaba allí una mujer de vestido rojo cortísimo, haciéndole pucheros. Me esperé unos minutos para no interrumpir sus devaneos, pero no terminaban.
“—Déme una botella de agua y unas mentas— le dije al dependiente, ya harta de esperar.
—Lo siento, no vendemos eso— me contestó, a pesar de tener a su costado el dispensador de confites y allí detrás varios congeladores bien surtidos.
—¿Seguro que no tiene?
—Segurísimo.
Yo me volteé a mirar a la pecosa que hacía gestos indecorosos con la lengua en el aire, como hacen las serpientes.
—Bueno, pero quiero una docena de huevos.
—Tampoco tengo.
—Allá hay un montón de cartones. Yo puedo verlos.
—Se equivoca. Son ajenos. Si no tiene nada que hacer, favor se retira.
Me puse colorada, di media vuelta y salí trinando. Ha de ser que el viejo está enredado con la loca ésa y la calentura lo tenía poseído.
Decidí volver a la tarde, pero no quiso atenderme.
—Otra vez, usted. Ya le dije que mejor no esté aquí.
—Necesito hacer una encuesta.
—No joda. Es una zopilota de la vivienda. Ya he oído de gente así. Luego me roba los calcetines sin quitarme los zapatos. Ya me llegaron chismes de sus fechorías.
Hice cómo quién no escucha.
—Estamos trabajando en mejoras para el barrio. Serán diez minutos.
—Muérase— sentenció y me sacó a empellones, aunque esta vez estaba desierto el local”.
Por eso es que decidí que lo voy a perfilar como una mierda. Vas a ver. Y en cuanto encuentre padrinos, lo publicamos. Total, el salario que nos pagan por simular una comunidad que no existe es una mierda. Y yo, que soy la estrella, gano lo mismo que todos.
—Debés estar chiflada para andarte vengando de personajes de ficción— me dice Ronald.
Yo entiendo que sí, pero es que nadie me toma el pelo así nomás y me ningunea. Yo estoy segura que lo de los empellones no estaba en el guión y ese puta pulpero se ha propasado en la violencia.
Ni que yo fuera una perra. O que el fuese Harrison Ford y yo me cruzase por el plató sin permiso alguno.
Ganas del pendejo de robar cámara, de hacerse el duro. Si él se sale del guión, ¿por qué los demás no van a poder?

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