viernes, 18 de abril de 2025

UNA TARDE ENTRE AMIGOS— NARRATIVA/NOVELA EN PREPARACIÓN

UNA TARDE ENTRE AMIGOS

 

Washington ya no tenía dientes, pero no le afectaba. Su alimentación basada en papillas suaves y algunas vitaminas que se le agregaban al plato, le habían proporcionado cierta estabilidad en la vejez para que al menos no pasase postrado.

Así que cuando llegué al living de Jonás y el perro se me vino encima, me llevé un susto grande, pero mayor fue la babeada que me empapó la pierna derecha. El ama de llaves me facilitó presurosa un paño blanco y, más tarde, el perro se vino a echar en el mismo sofá donde yo esperaba al presidente electo.

Me extrañó que me llamase, lo reitero. No éramos amigos ni compañeros de clase. Cruzamos algunas palabras antes, quizá en tres o cuatro ocasiones. Encuentros circunstanciales, colectivos, brevísimos.

Ni siquiera una taza de café hasta ese día que me llamó y me citó para las tres del día siguiente.

Mientras aparecía mi anfitrión, yo miraba a la puerta en busca de otros invitados, pero no ocurrió. La que primero bajó fue la esposa, Lili, con el paso lento generado por la ciática y el cuidado que exige caminar con el rostro vendado, merced a una cirugía estética que no ha concluido su tiempo de reposo.

—Hmmspff— me dice.

—Bien. gracias— respondo poniéndome de pie y simulando darle un beso en la mejilla a esta señora que parece la momia de Titanes.

—Hmmspff— repite (pero ahora le habla al ama de llaves).

Entonces, la mujer me invita al comedor y yo le sigo. Doña Lili, sin embargo, no se acerca, sino que se va, como gallina ciega, tocando paredes, tanteando muebles hacia el fondo del corredor, donde presumo que ha de haber una terraza o un studio donde le place ejercer la soledad.

La luz entra sin mayor violencia por los grandes ventanales y la puerta de vidrio corrediza está abierta para que la casa se mantenga ventilada. Trato, pues, de estimular al perro para que salga al patio y deje de revolcar contra mis rodillas, pero él no acata ni descansa. Veo algunas pavas en lo alto de las palmeras y pienso que son pájaros feos y que solamente la mitificación de la naturaleza puede explicar que la gente guste de estar rodeada de paisajes exóticos.

En otra habitación, se oye un canal de noticias que relata la calamidad del incendio de anoche en un precario del sur. La tragedia se origina en la explosión de una bodega de pólvora clandestina, pero se acrecienta por la carencia de agua que sufren esos barrios. Se me cruza en la mente, a modo de flashazo, que Joel fue presidente ejecutivo de la Compañía Nacional de Cañería Popular, la responsable de llevar el líquido por todo el país, pero lo único que consiguió fue un aumento tarifario del cuarenta por ciento y un par de licitaciones deficientes que cuestionó la Contraloría Nacional por estar diseñadas a dedo para X proveedor.

Hecho que ni me preocupa porque acá es como ver llover.

El futuro mandamás demora unos quince minutos en bajar, lo cual no me indica que sea pedante o impuntual ya que no lo he tratado tanto. Va directamente hacia el bar y trae dos vasos y la botella de whisky.

—Gracias por venir— frase protocolaria que tampoco me permite emitir criterio todavía— Vamos por un traguito ahí, junto a la piscina.

No suelo tomar sino en celebraciones, pero accedo. Mi ego dice que, si me ha llamado luego de ser elegido, tiene un lugar para mí en su gabinete.

—Vos no terminaste la carrera— me dice—. Sé que has trabajado como asesor en la Asamblea, merced a la influencia de tu tía.

Me parece un golpe bajo, pero disimulo. Me pregunto a qué viene eso porque no sabía yo que fulanito tuviese la costumbre de bajarle el piso a cada interlocutor para así sentirse más seguro.

—No, no— respondo—. Ha sido el profesor Cárdenas, el de Política Internacional, quien me ha recomendado.  Tuve la suerte de llevar un par de cursos con él e incluso me dejó ser su asistente durante el último año que anduve.

—Y, ¿por qué no terminaste? — su sonrisa un tanto socarrona me empieza a sacar de sitio.

Pienso que esto es de verdad una entrevista de reclutamiento, lo cual tiene algo de humillante pues nunca solicité tal cosa. No obstante, respondo en breve_

—Se murió mi tata. Tocó que me pusiese a trabajar.

Supongo que la frase me ha blindado un tanto porque entonces abre un poco el arco temático y entramos, a los minutos, en aquello que nos convoca:

—Estoy formando gabinete. Necesito todavía tres o cuatro ministros. Vos serás uno de ellos.

Alego que tengo ese bache curricular, pero me tranquiliza de inmediato:

—Eso lo arregla mi equipo. No perdás el tiempo con temas tontos.

Que yo sepa este muchacho no tenía equipo alguno. Lo que pasa es que al haber triunfado se aproxima toda la rapiña que quiere un puesto de poder. Eso o que, cómo dicen en los corrillos, el poder está en otra parte y el presi no es otra cosa que un empleado temporal del poder, un agente ejecutor como aquel taimado de la CIA que hizo una peli sobre trata y luego se le vino encima todo el teatrito porque lo acusaron de violaciones, de estafa, de teatralización.

Es decir, si la escena queda bien montada, se retira como héroe al fin de su mandato. De lo contrario, sus mismos jefes pueden montar la operación para llevarlo en cana o desprestigiarlo.

Eso garantiza obediencia.

—¿Y dónde entro yo? — pregunto interesado.

Joel coge una piedra que arroja contra una iguana que toma sol a la orilla de la malla, entre las hierbas.

—Ministro de Ambiente te quedará bien.

Con lo que detesto el lenguaje jurídico, me da náuseas pensar en asumir esa cartera. Me chantajeo solo al pensar que para eso tendré un piñazo de asesores y yo haré lo que casi todos los ministros saben hacer:  poner el tarro ante las cámaras.

—No sé si quiero. Usualmente lo público termina en demandas, en colochos enormes.  Y se pelea contra organizaciones bien asesoradas.

—No es tan grave. En esto siempre elegimos al amigo y jodemos al enemigo. Y si transamos en algo indebido, los mandos medios están allí para ser castigados pues son los responsables de los informes y de las recomendaciones. Yo mismo tuve denuncias por una licitación y lo solucioné fácil. Una subordinada acusó a las dos funcionarias de hurto, de robarle un par de cadenitas y dinero, y les abrieron un órgano directivo.

La consecuencia fue una patada en el culo. Las han dejado cesantes y nadie más ha querido abrir la boca sin pensarlo antes.

Recuerdo eso, pero no contesto. Miro con cierta severidad el tema y me limitó a mover el rostro afirmativamente de modo casi imperceptible. Veo que el hombre se ufana de ser mañoso, de llevar el poder a una ética de la conveniencia.

—El salario no es gran cosa— comentó—. Debe andar apenas arriba de los dos millones.

—¿A quién le importa el salario? Lo que tiene el cargo es el poder de decidir, las influencias. ¿Sabés cuánto paga un empresario por garantizarse una concesión? Imagínate para vos el 5% de varios millones de verdes. Y libres de paja y polvo en la banca de Panela o en Andorra.

—Suena tentador.  ¿Qué hay detrás?

—Bueno, una contribución para el partido que debe venir en efectivo. Son veinte palos.

—Ah, no­. No los tengo. No manejo deudas, pero tampoco patrimonio.

—Eso tiene arreglo. Tu mujer tiene propiedades, tus suegros también. Haz que traspasen, la de cinco hectáreas a una fundación por un precio simbólico. Claro, no vas a recibir vuelto alguno, pero lo haremos ver como una transacción. Mi nombre no aparecerá en el chorizo, sino que esa entidad juega para mis intereses lateralmente.

A esas alturas, me siento tenso. Debo confesar que al venir sabía lo que me esperaba. Que nada de lo propuesto me es ajeno y que uno oye cómo opera la corrupción todos los días:  favores, mañas, amarres. No hay lealtad posible en un sujeto que no tenga trapos sucios que tema ventilar.

¿Qué sabrá Joel de mí para hablarme con tanto desparpajo?

Como si yo no supiera que en la política existe el espionaje, el basureo, la hermandad siniestra de los puñales y los besos de Judas.

Washington se acercó de nuevo a nuestra mesa tan sólo `para mearme el pantalón, pretexto que sirvió para cortar un poco el asunto.

—Pensálo bien. Tenés quince días para el dinero. Nosotros ya estudiamos tu currículum— subraya con nula sutileza mientras me estrecha la mano.

Y yo digo que hay hijueputas en el mundo y que debe ser una ley del magnetismo inversa porque polos corruptos se atraen entre sí.


miércoles, 9 de abril de 2025

¿Y DÓNDE HA QUEDADO LA LEY DEL TALIÓN?

¿Y DÓNDE HA QUEDADO LA LEY DEL TALIÓN?

 

Días atrás he soñado, curiosamente, que un picozapato, ave peligrosa, perforaba reiteradamente la cabeza del señor presidente, el cual ni siquiera emitía queja, sino que permanecía en su acostumbrada perorata de descalificaciones y mentiras. Lo que me ha llamado la atención, luego de que el ave picoteó seis la mollera del eximio líder, fue ver que no salían sesos ni sangre expulsados del cráneo. Al contrario, poco a poco, empezó a emerger una gusanera pingüe, como ver una coliflor densa, pero viva.

Claro que esto me resulta normal, dada la opinión que tengo del personaje. Lo peculiar es no haberlo soñado antes, cuando muchos de mis conocidos tienen exactamente esa percepción sobre él. Ahora, que a uno le rompan el coco insistentemente y ni siquiera manifestar molestia indica que en el sueño uno no retrata al sujeto tal y cómo lo conoce, pues el señor mandatario es cualquier cosa, menos tolerante y sereno.  En ese espacio onírico, pude sentir cierta inconformidad que me llevó a dudar de lo real de la experiencia. Recuerdo haber tomado un tridente que apareció en mi mano —como prestado por el diablo, diría mi abuelo— y usarlo para pinchar la nariz del sujeto.  “Si es de hule, no reaccionará”, me dije.  Sin embargo, a pocos centímetros de lograrlo, el fulano alcanzó a detectarme y me metieron preso.

Recuerdo también que, en el juicio, cuyo tribunal estaba integrado por varios animalillos amigos del Excelentísimo, alegué creer que era un simple payaso de hule, un ser inanimado. (Ésa es una convicción que manejo porque su figura grotesca me recuerda a una marioneta mal hecha a la que se le veían los hilos y pasaba por televisión años atrás como un supuesto candidato presidencial: ocurre que murió su ventrílocuo y al muñequillo se lo tragó el olvido y ya nadie lo menciona).

No obstante, la señora gordita que ejercía de fiscal salió en su defensa:

—Mi querido cliente es muy humano— dijo mirando con soberbia hacia el estrado donde me había hecho sentar el tribunal— mientras que el acusado es un tipo que se dedica a nada. Vea que al líder le dispara todo el mundo sencillamente porque es un ser irrepetible, dotado de sabiduría, gracia y sentido de Estado.

“Estado de embriaguez”, pensé de inmediato, pero no alcancé a decirlo. Ya había escuchado despierto esa cháchara perversa que convierte al tipejo en un pan de dios y descalifica a todo aquel que cuestiona sus abusos. La gordis, que también es diputada del partido oficialista, hace la de abogada del diablo y sabiendo que no puede ganar nada, lo enreda todo. 

Esta vez se dejó decir algo alucinante:

—La cabeza del señor presidente está sana, inmaculada. Lo que ese tipo de acá dijo ver no eran gusanos, sino semillas de ideas que brotan de su cabeza como si fuese una fuente de chocolate líquido.

Yo pensé de inmediato en otra cosa que no era chocolate y hasta experimenté la sensación de que el ofendido, que estaba a un par de metros detrás mío, se había cagado.

Entonces, levanté la mano hacia el juez para que me permitiera intervenir:

—Señoría, el presidente se ha cagado. Por favor, haga que desaloje la sala.

Dipu gordis se enojó tanto que alcanzó un color atomatado de inmediato.

—Tome cuenta el tribunal de la sandez del acusado. Todo el tiempo busca denigrar las acciones de mi defendido que no está haciendo más que jugar con bolitas de caca mientras se termina el juicio.

Así era.  Abstraído en su suprema estupidez, fulanito hacía bolitas perfectas de excremento y las lanzaba al aire de modo que pegaban azarosamente en algún civil o hasta en los oficiales de custodia que me cuidaban. Claro, no decían nada porque casi todo el mundo le tiene al poder demasiado y suele validar en carne propia cualquier abuso de aquel al que consideren peligroso.

Fui atando cabos. Si la cosa era así, la cosa estaba jodida para mí.  Posiblemente los tres jueces no me darían chance a mi alegato de que fulanito era un puta muñeco de hule. Mi estrategia simplista era pedir que me alcanzasen el tridente y pinchar al hombre para demostrar que era un insensible ser polímero que nos ha estado enmierdando la vida con retóricas de falsa honestidad y de odios mutuos.

Entonces, recordé a Roa Bastos narrar cómo algunos prisioneros de Stroessner para evitar la tortura, se suicidaban tragándose la lengua. Lo intenté reiteradamente, pero me daba tos y, en consecuencia, solamente lograba escupir flemas y algo de sangre.

Hasta que perdí el sentido. O mejor dicho, desperté.

Llamé a mi editor para decirle que quería incluir este incidente en mi próxima novela. No puedo imaginar qué estaba haciendo, pero cómo no me escucha nunca, pareció consentir.

Cuatro días después, estaba yo en el despacho de Comas Negras, con mis cuartillas y una bolsa de palomitas con caramelo. Las malditas estaban rancias, pero nada puede hacer cuando las ha robado a un quiosquero, no por mala fe, sino porque no contaba en mi bolsillo efectivo para pagar la bolsita.

—De arriba me dicen que te dé una patada en el culo— me dice la gerente—. Vos seguís en tu rollo de no respetar nada y a los poderosos no se les toca. Ellos te pueden patear el culo, robar la plata, meterte los impuestos que les venga en gana, pero vos no podés decir ni pío.

Pensé por cinco segundos que había recalado en las oficinas de Editorial Malanga, la estatal, que tan triste y burocrática se dedica a difundir y sacralizar al pensamiento conservador ultramontano de estas tierras.

—No jodás. Esta editorial no la conoce nadie. ¿Qué problemas vas a tener por publicar estos esperpentos si a nadie le importan?

—Andáte a la mierda— me dice Petra cordialmente.  Si te hago caso, nos cierran el chinamo y nadie nos va a dar casa, ni ropa, ni comida.

—Pero es sólo un puta sueño.  Es claro que lo onírico no corresponde a los territorios de la censura. Uno sueña lo que puede y si lo cuenta a nadie ofende.

—El problema es que lo decís se puede confrontar con la realidad. Ya sabemos quién tiene la mollera llena de gusanos y se dedica a lanzar mierda y encender el ventilador.  Y a diferencia de vos, que sos un vagabundo que imagina porque sí, esos otros andan detrás de cortarle la lengua a toda disidencia.

La charla fue larga. Lo único que logré fue una advertencia severa de que si no me corrijo, nunca más me van a publicar ni la esquela. Ya sentía mi garganta seca por el estado rancio de las palomitas, así que dejé el resto del paquete sobre el escritorio de doña Petra:

—Acá te dejo para que te endulces y bajes el tono. Hablamos en mayo para ver si sigo. Cometa y otros grupos internacionales me están tentando a publicar con ellos.

—Cómo no, Asimov.  Si a vos te buscan los oligopolios editoriales de Europa, pendejo.

No pude más y, al salir, azoté la puerta. Oí cómo se astillaba el cristal, pero me dije que no podría ser cierto si las láminas son de vidrio templado y decidí, como la doña de Lot, no mirar atrás.

Al llegar a casa, me tomé un tilo y puse la tele. Ya iba a empezar el fútbol y muy adentro ya había decidido yo que el texto lo publicaba o lo publicaba en la novela que viene porque al final de cuentas, Isidro, mi editor, nunca leía una página completa de mis libros.


lunes, 7 de abril de 2025

PRIMATE DESNUDO- POESíA

PRIMATE DESNUDO

 

Desnuda al mono

Quítale la mesa la silla los cubiertos

Quítale su traje de etiqueta

Arráncale el reloj la billetera

Despójale el calzado de marca

La lapicera fina con su nombre

Lánzalo al frío de la calle

Mientras azotas la puerta con firmeza

Verás que ya sin pizca de poder

Actuará como aquello que desprecia

Y fuera de la comunidad de los primates

Lo matará el miedo y no la lluvia


miércoles, 26 de marzo de 2025

NARRATIVA- COSAS RARAS DE UN OFICIO

COSAS RARAS DE UN OFICIO

 

—Oiga, yo no puedo contarle mucho de mi trabajo:  recuerde que soy el Señor Presidente, me dice Chalado Arrieta acostado en el diván.

La habitación está en penumbras y yo le escucho escondida en la zona más inexplorada mientras me mezo en la mecedora y pienso que la noche caerá temprano pues está demasiado oscuro para ser pasaditas las cuatro de la tarde.

Bien podría servir como la versiٕón inclusiva de Ironside:  una mujer inquisidora, de edad madura que, en lugar de silla de ruedas, usa una mecera de caoba, altamente ruidosa cuando se mece.

—He venido por recomendación de la Embajada.  Me dijeron que todos vienen acá con regularidad.

—Así es, excelencia.  Pero no perdamos tiempo. Hable usted lo que pueda. Tenemos que encontrar las claves de su ego. Yo me limito a escuchar y tomar apuntes. (Mentira, mientras el viejo habla yo trato de dibujar el retrato de un caballo con anteojos, pero no me sale satisfactorio).

—Tengo  muchos problemas de violencia, doc. Fíjese que alguna vez le pego a mi mujer, pero es culpa de ella. A los nenes, nunca. Lo que hago es que les prohíbo estar en el mismo lugar que yo para que no me rompar las bolas…

Es que papá era así, ¿sabe? Ni una palabra afectiva, ni un cupón dorado en su puta vida. Eso me hizo lo que soy, digo yo. Entonces, pienso que quiero emularlo y me hago valer como macho.  Claro, para sostener mi imagen pública le agrego a eso el ultracatolicismo, la mojigatería.

Yo espero que esta terapia la pague la Embajada porque soy muy cuidadoso con mis gastos. No acostumbre dar propina en hotelería ni en restaurantes, no ayudo a la caridad, pero soy puntualito en la misa y tengo dos perros de peluche en mi oficina. Es decir, amo a los animales, pero de lejitos porque me pueden pegar sus plagas.

—Sr. Arrieta, hable de usted, de su vida, pero no trate de explicarla, ¿quiere?

Es entonces cuando un sujeto pasa frente al ventanal en caída libre.  Parece que es el presidente Lucas Nerón Chiverre que no ha soportado más tanta frugalidad en que se vive en los salones superiores  del poder,  ha subido a la azotea y ha tomado la decisión de suicidarse.

Yo me cago de risa oyendo todo porq ue el imbécil no es consciente de dónde está.  Se ha metido en la sala de descanso de una clínica que trata a los enfermos de poder, pero no para curarlos, sino para sacar ventaja de su perversión.

Chalado ni se ha dado cuenta de la suerte de su amigo porque, aunque se dice presidente, por ahora está en banca: acaba de ser electo y entra en mayo. Por ahora, no está “in” lo suficiente.

Lo que pasa es que los consultorios están en el cuarto piso y sirven para despistar el funcionamiento d el burdel sin trabas que se ha instalado en el mezaninne del sexto piso, que usan las sombras para documentar las malas conductas de estos próceres y garantizar que nunca pretendan salirse del redil.

 Yo, cómo estoy en tiempo libre, tomo apuntes y hago simples inducciones por hobby. Lo que cambió las cosas fue que mi supervisor se dio cuenta e intentó despedirme de una.  Tuve la suerte que también recibe órdenes directas de la oscuridad y le dijeron que me podrían sacar provecho.  Me llamaron  a entrenamiento una tarde, me hicieron cuatro entrevistas y diversos test de agilidad mental y me citaron para la semana primera de febrero. Me reclutaron, pues y ahora tengo dos sueldos, el de conserje, y la de soplona que cruza dictámenes sobre candidatos a gobernante antes de incorporarlos al Club de las Burbujas —nombre dado al casi inaccesible lupanar de arriba— donde no se admiten soplones, no vayan a contar en las revistas que las esferas del poder son un verdadero puterío donde se ejecutan todas las perversiones y se solapan todas las culpas, gracias a la evidencia de que allá —más cerca de las nubes— nadie es inocente.

Desde entonces, todos los que van hacia arriba derivan accidentalmente acá. Una emboscada necesaria, un cribaje para que no lleguen débiles ni moralistas.

Ah, por cierto, L. N. Chiverre no logró suicidarse.  Cayó sobre un montón de mierda depositado en el traspatio del edificio de marras,  éste que conocemos como Torre de la Luz Liberta Capital.

Lo de que se iba a tirar por problemas morales, es un chiste.  Lo aclaro para el lector que está mirando el fútbol y pierde el hilo conductor.

Porque si una cosa se le puede reclamar al grupo de ingenieros que levantó estas estructuras es su absoluta mezquindad: ha construido un lugar ostentoso, alejado del mundo y rodeado de naturaleza, pero para ahorrar unos pesos, decidió declinar la batería sanitaria.

Así que los mandatarios van al cerco sin comentar ni pío.

Un horror.


OPINIÓN- UN SIMPLE APUNTE DE MOTOS

https://semanariouniversidad.com/opinion/un-simple-apunte-de-motos/



lunes, 17 de febrero de 2025

GÓTICO VESPERTINO-POESÍA

GÓTICO VESPERTINO

 

No viaja solitario el caminante

Algo a su lado le molesta le pone zancadillas

Se le esconde murmura improperios reza a gritos

Pero él por decoro disimula

No viaja solitario el caminante

De repente una bofetada silenciosa

Una meada sobre el sombrero a mediodía

Lo hacen salir de sus casillas

Pero mira a todas partes y no hay nadie

No viaja solitario el caminante

Si no lo nota es por simple.menosprecio

Ahí está ese ente opaco escurridizo

Que sostiene el paso y lo refleja

Convirtiendo cada movimiento en una mueca

De modo que el viajero oscile

Entre la naturaleza divina y la miseria

No viaja solitario el caminante

Está lleno de sombras agobiantes

De ellas sólo un par se le parecen


jueves, 30 de enero de 2025

PÁJAROS DE MADRUGADA- POESÍA

PÁJAROS DE MADRUGADA

 

Mucha gente espera el colectivo

Sólo algunos pocos alcanzan a subirse

Los demás respiran la estela del humo que les deja

Mucha gente espera el colectivo

Están medianamente tristes y lo saben

El orgullo les hace simular una sonrisa

Los que lograron abordar toman asiento

Si les quedan el ventanal miran abajo

Parece que señalan en los otros el fracaso

Aunque ellos provienen de los mismos

Mucha gente espera el colectivo

Debe llegar a la planta a tiempo

Debe salir tarde del trabajo

Debe consumir ibuprofeno

No vaya a quedar cesante

Por ser enfermizos ineficientes operarios

Como un viejo paraguas sin varillas

Mucha gente espera el colectivo

Abrigados pájaros nocturnos

Compran un café en media calle

Y un pan de dudosa higiene

Les hace una caricia en la barriga

Mucha gente espera el colectivo

Casi nunca los mismos

Casi nunca gana uno la carrera

Se mudan de barrio los mata la crisis el toxoplasma y el sereno

El empresario estudia las cifras cada tarde

Siempre deja ganancias la carrera


martes, 28 de enero de 2025

LANZAMIENTO NUEVA NOVELA EN DIGITAL PDF GRATUITO- FICCIONES QUEBRADIZAS

Ficciones Quebradizas es literatura posmoderna, cínica e inconforme cuya mirada cuestiona aspiraciones, mandatos sociales,  roles, mitos del mercado y máscaras identitarias que confluyen en la ciudad de Artificio, la cual aspira a reflejar la crisis de los relatos en la nos hemos sumergido.
Les dejo con el archivo, editado por este mono.








Asimismo, les recuerdo que Malanga, La Trama del Camaleón y cuatro poemarios también está disponibles de forma gratuita en Academia.edu, Scribd, Yumpu y Google Drive.  Si prefieren evitar las plataformas, me escriben a identidadesvivas@yahoo.es y les paso los archivos directamente.
Saludos cordiales, Adán Vivas

martes, 14 de enero de 2025

BITÁCORA DEL FRACASADO- Poesía

BITÁCORA DEL FRACASADO

 

Volamos todo lo posible

Para mirar de lejos los conflictos

Los vientos nos guiaban hacia el bosque

Pero estábamos tan lejos de la tierra

Que nunca comprendimos la distancia

A veces llovía y guardábamos el agua

No habíamos planificado nuestro viaje

Pero teníamos un globo familiar y confortable

Y un puñado obsceno de alimentos

Nos venció el cansancio

Nos asustó ver que descendíamos en un claro del bosque de cemento

Que acostumbran llamar mercado los nativos

Era obvio que nos habíamos vigilado el combustible

Pero ya resultaba tarde para todos

Caímos en una olla de hierro gigantesca

Colocada previamente sobre brasas

El agua hervía desde antes y alguien picaba zanahorias

Luego vino el chef y probó el caldo

Un momento después lo devolvía

Mientras pedía seis humanos para la tanda

No había gente disppnible en el momento

Es decir los demás comensales

Entonces asesinaron a pinches dr cocina

Y los arrojaron troceados en el caldo

Mi gente ya habíamos muerto

No resistimos demasiado el atropello

Y la faena seguiría sin nosotros

Luego ya ve usted es primordial

Leer la letra chica en la etiqueta

Npsotros nos integramos al mercado

Una higiénica burbuja le asegura

La higiene de la carne humana que consume

 

jueves, 2 de enero de 2025

TODAS LAS ARTES HAN MUERTO

TODAS LAS ARTES HAN MUERTO

 

Esto no es un poema

Ni una declaración de fe

Ni siquiera representa nada

No es una percepción de las agujas en el hielo

No es la respuesta a las fracturas del presente

Ni siquiera un panegírico a los héroes

Que se piraron hace rato y ahora son hombres de negocios

Entre el dólar el narco y los bitcoins

Porque el poder es un gólem desatado

Con alta disposición a lo siniestro

Y ha devorado la semilla de esperanza

Esto no es poema 

                       es lenguaje

Residual sustancia de los vivos

PARÉNTESIS- NARRATIVA

PARÉNTESIS

 

A mí, no me jodan. No tengo idea de cómo llegó Joel a la presidencia de la República Peripatética de Malanga, (su nombre oficial).

Lo cierto es que es normal que gran parte de los seres que entran a la vida política alucinen con el poder enfermizamente. De niños han sido despóticos, malcriados y, de adultos, sociópatas totales por lo que podría decirse que esto es una especie de destino universal pues la miel atrae a las moscas luego de los millares de horas de esfuerzo que han aplicado las abejas en perfeccionar su tarea.

Lo que hago, ya que no interesa ser biógrafo de imbéciles es recrear uno de ficción, así que no busquen mayores referentes en la vida real porque el primer mandatario padece los males de todo el mundo, aunque no puedo dudar que los disfrute porque suma altas dosis de sadismo y prepotencia. Algo malo le habrá pasado en la infancia seguramente o venía fallido. Lo que pasa es que las masas son emocionales y acaso lo disfuncional les genera empatía porque tanto este protagonista como las multitudes suelen arrastrar enormes cargas de frustración.
Así que Narciso se acercó al lago, se dijo “¡qué guapo sos!·”  y se arrojo de jeta…

Seguramente, al alba, las aves de la zona detectaron el cuerpo flotando boca abajo, pero de policías, nones. Al contrario, meses después el mismo gobierno del aciago presidente, daría permiso para construir sobre el domo de tierra que se había formado sobre el cadáver una de las torres más altas del mundo.  La misma tiene solamente cinco pisos, pero en Malanga la desinformación es pasmosa y no saben de New York y menos de la grandilocuencia visual de Dubái.

Por eso es que Míster Míster —su nombre me da fatiga y quiero usarlo poco— tiene inauguraciones todos los días si se encuentra de paso en el país.  Lo habitual es, sin embargo, ir de negocios de acá para allá a distantes partes del mundo sin que nunca cuaje la llegada de una supuesta inversión extranjera. Malas lenguas dicen que los negocios que hace fuera depositan sus ganancias en la banca offshore de Vanuatu o de Panela, pero los medios locales carecen de presupuesto para grandes investigaciones.

Por lo mismo se limitan a corrillos: cafeterías de todo status, pulperías, vecinos y a los parientes viejitos (tatarabuelos y así) que se van de la lengua tan pronto les preguntan sobre algunas particularidades de familia que van desde la endogamia, que se manifiesta en ejemplares bastante feos, hasta la proliferación de burócratas ultramoralistas, pero propensos a caer en todo embarrijo financiero, como pasa exactamente con las moscas.

Ya aligerado de decir que en esta novela no hay nadie real, sino esquirlas que caen sobre la casa vecina cuando se dinamita el predio adjunto, puedo decir que, no obstante, es preocupante evidenciar que nuestra comunidad actúa con irresponsabilidad absoluta y que nos queda pues el desamparo de saber que cualquier día —o noche, porque los escándalos no tienen hora— una lágrima de diez toneladas rebota sobre nuestro hogar y nos revienta la madre para que mañana vengan los chicos del  Sr. powerman a planificar sobre nuestras ruinas la nueva zona franca.

Este paréntesis era necesario para calmar a tanto revisionista que va a querer reivindicar al linaje local y decir que la novela es inexacta, que lo denunciado nunca pasó…

Exacto, muchacho.  Es literatura posmoderna, ¿sabés? Vamos a dejarle espacio a la ambigüedad de las percepciones y alegar el cuento aquel de que la literatura es autorreferencial que querían algunos surrealistas, aunque los temas como el poder, siempre hablan sobre la realidad lo queramos reconocer o nos pongamos mojigatos.

¿Se ha enojado, lector? Vaya por un vaso de agua o un etiqueta azul y relájese. Luego regrese y nos ponemos peripatéticos, serios y bufones atroces. Lo que pasa es que un libro que no te sacuda puede ser esparcimiento o tiempo perdido, pero nunca será un buen libro.