miércoles, 9 de abril de 2025

¿Y DÓNDE HA QUEDADO LA LEY DEL TALIÓN?

¿Y DÓNDE HA QUEDADO LA LEY DEL TALIÓN?

 

Días atrás he soñado, curiosamente, que un picozapato, ave peligrosa, perforaba reiteradamente la cabeza del señor presidente, el cual ni siquiera emitía queja, sino que permanecía en su acostumbrada perorata de descalificaciones y mentiras. Lo que me ha llamado la atención, luego de que el ave picoteó seis la mollera del eximio líder, fue ver que no salían sesos ni sangre expulsados del cráneo. Al contrario, poco a poco, empezó a emerger una gusanera pingüe, como ver una coliflor densa, pero viva.

Claro que esto me resulta normal, dada la opinión que tengo del personaje. Lo peculiar es no haberlo soñado antes, cuando muchos de mis conocidos tienen exactamente esa percepción sobre él. Ahora, que a uno le rompan el coco insistentemente y ni siquiera manifestar molestia indica que en el sueño uno no retrata al sujeto tal y cómo lo conoce, pues el señor mandatario es cualquier cosa, menos tolerante y sereno.  En ese espacio onírico, pude sentir cierta inconformidad que me llevó a dudar de lo real de la experiencia. Recuerdo haber tomado un tridente que apareció en mi mano —como prestado por el diablo, diría mi abuelo— y usarlo para pinchar la nariz del sujeto.  “Si es de hule, no reaccionará”, me dije.  Sin embargo, a pocos centímetros de lograrlo, el fulano alcanzó a detectarme y me metieron preso.

Recuerdo también que, en el juicio, cuyo tribunal estaba integrado por varios animalillos amigos del Excelentísimo, alegué creer que era un simple payaso de hule, un ser inanimado. (Ésa es una convicción que manejo porque su figura grotesca me recuerda a una marioneta mal hecha a la que se le veían los hilos y pasaba por televisión años atrás como un supuesto candidato presidencial: ocurre que murió su ventrílocuo y al muñequillo se lo tragó el olvido y ya nadie lo menciona).

No obstante, la señora gordita que ejercía de fiscal salió en su defensa:

—Mi querido cliente es muy humano— dijo mirando con soberbia hacia el estrado donde me había hecho sentar el tribunal— mientras que el acusado es un tipo que se dedica a nada. Vea que al líder le dispara todo el mundo sencillamente porque es un ser irrepetible, dotado de sabiduría, gracia y sentido de Estado.

“Estado de embriaguez”, pensé de inmediato, pero no alcancé a decirlo. Ya había escuchado despierto esa cháchara perversa que convierte al tipejo en un pan de dios y descalifica a todo aquel que cuestiona sus abusos. La gordis, que también es diputada del partido oficialista, hace la de abogada del diablo y sabiendo que no puede ganar nada, lo enreda todo. 

Esta vez se dejó decir algo alucinante:

—La cabeza del señor presidente está sana, inmaculada. Lo que ese tipo de acá dijo ver no eran gusanos, sino semillas de ideas que brotan de su cabeza como si fuese una fuente de chocolate líquido.

Yo pensé de inmediato en otra cosa que no era chocolate y hasta experimenté la sensación de que el ofendido, que estaba a un par de metros detrás mío, se había cagado.

Entonces, levanté la mano hacia el juez para que me permitiera intervenir:

—Señoría, el presidente se ha cagado. Por favor, haga que desaloje la sala.

Dipu gordis se enojó tanto que alcanzó un color atomatado de inmediato.

—Tome cuenta el tribunal de la sandez del acusado. Todo el tiempo busca denigrar las acciones de mi defendido que no está haciendo más que jugar con bolitas de caca mientras se termina el juicio.

Así era.  Abstraído en su suprema estupidez, fulanito hacía bolitas perfectas de excremento y las lanzaba al aire de modo que pegaban azarosamente en algún civil o hasta en los oficiales de custodia que me cuidaban. Claro, no decían nada porque casi todo el mundo le tiene al poder demasiado y suele validar en carne propia cualquier abuso de aquel al que consideren peligroso.

Fui atando cabos. Si la cosa era así, la cosa estaba jodida para mí.  Posiblemente los tres jueces no me darían chance a mi alegato de que fulanito era un puta muñeco de hule. Mi estrategia simplista era pedir que me alcanzasen el tridente y pinchar al hombre para demostrar que era un insensible ser polímero que nos ha estado enmierdando la vida con retóricas de falsa honestidad y de odios mutuos.

Entonces, recordé a Roa Bastos narrar cómo algunos prisioneros de Stroessner para evitar la tortura, se suicidaban tragándose la lengua. Lo intenté reiteradamente, pero me daba tos y, en consecuencia, solamente lograba escupir flemas y algo de sangre.

Hasta que perdí el sentido. O mejor dicho, desperté.

Llamé a mi editor para decirle que quería incluir este incidente en mi próxima novela. No puedo imaginar qué estaba haciendo, pero cómo no me escucha nunca, pareció consentir.

Cuatro días después, estaba yo en el despacho de Comas Negras, con mis cuartillas y una bolsa de palomitas con caramelo. Las malditas estaban rancias, pero nada puede hacer cuando las ha robado a un quiosquero, no por mala fe, sino porque no contaba en mi bolsillo efectivo para pagar la bolsita.

—De arriba me dicen que te dé una patada en el culo— me dice la gerente—. Vos seguís en tu rollo de no respetar nada y a los poderosos no se les toca. Ellos te pueden patear el culo, robar la plata, meterte los impuestos que les venga en gana, pero vos no podés decir ni pío.

Pensé por cinco segundos que había recalado en las oficinas de Editorial Malanga, la estatal, que tan triste y burocrática se dedica a difundir y sacralizar al pensamiento conservador ultramontano de estas tierras.

—No jodás. Esta editorial no la conoce nadie. ¿Qué problemas vas a tener por publicar estos esperpentos si a nadie le importan?

—Andáte a la mierda— me dice Petra cordialmente.  Si te hago caso, nos cierran el chinamo y nadie nos va a dar casa, ni ropa, ni comida.

—Pero es sólo un puta sueño.  Es claro que lo onírico no corresponde a los territorios de la censura. Uno sueña lo que puede y si lo cuenta a nadie ofende.

—El problema es que lo decís se puede confrontar con la realidad. Ya sabemos quién tiene la mollera llena de gusanos y se dedica a lanzar mierda y encender el ventilador.  Y a diferencia de vos, que sos un vagabundo que imagina porque sí, esos otros andan detrás de cortarle la lengua a toda disidencia.

La charla fue larga. Lo único que logré fue una advertencia severa de que si no me corrijo, nunca más me van a publicar ni la esquela. Ya sentía mi garganta seca por el estado rancio de las palomitas, así que dejé el resto del paquete sobre el escritorio de doña Petra:

—Acá te dejo para que te endulces y bajes el tono. Hablamos en mayo para ver si sigo. Cometa y otros grupos internacionales me están tentando a publicar con ellos.

—Cómo no, Asimov.  Si a vos te buscan los oligopolios editoriales de Europa, pendejo.

No pude más y, al salir, azoté la puerta. Oí cómo se astillaba el cristal, pero me dije que no podría ser cierto si las láminas son de vidrio templado y decidí, como la doña de Lot, no mirar atrás.

Al llegar a casa, me tomé un tilo y puse la tele. Ya iba a empezar el fútbol y muy adentro ya había decidido yo que el texto lo publicaba o lo publicaba en la novela que viene porque al final de cuentas, Isidro, mi editor, nunca leía una página completa de mis libros.


lunes, 7 de abril de 2025

PRIMATE DESNUDO- POESíA

PRIMATE DESNUDO

 

Desnuda al mono

Quítale la mesa la silla los cubiertos

Quítale su traje de etiqueta

Arráncale el reloj la billetera

Despójale el calzado de marca

La lapicera fina con su nombre

Lánzalo al frío de la calle

Mientras azotas la puerta con firmeza

Verás que ya sin pizca de poder

Actuará como aquello que desprecia

Y fuera de la comunidad de los primates

Lo matará el miedo y no la lluvia


miércoles, 26 de marzo de 2025

NARRATIVA- COSAS RARAS DE UN OFICIO

COSAS RARAS DE UN OFICIO

 

—Oiga, yo no puedo contarle mucho de mi trabajo:  recuerde que soy el Señor Presidente, me dice Chalado Arrieta acostado en el diván.

La habitación está en penumbras y yo le escucho escondida en la zona más inexplorada mientras me mezo en la mecedora y pienso que la noche caerá temprano pues está demasiado oscuro para ser pasaditas las cuatro de la tarde.

Bien podría servir como la versiٕón inclusiva de Ironside:  una mujer inquisidora, de edad madura que, en lugar de silla de ruedas, usa una mecera de caoba, altamente ruidosa cuando se mece.

—He venido por recomendación de la Embajada.  Me dijeron que todos vienen acá con regularidad.

—Así es, excelencia.  Pero no perdamos tiempo. Hable usted lo que pueda. Tenemos que encontrar las claves de su ego. Yo me limito a escuchar y tomar apuntes. (Mentira, mientras el viejo habla yo trato de dibujar el retrato de un caballo con anteojos, pero no me sale satisfactorio).

—Tengo  muchos problemas de violencia, doc. Fíjese que alguna vez le pego a mi mujer, pero es culpa de ella. A los nenes, nunca. Lo que hago es que les prohíbo estar en el mismo lugar que yo para que no me rompar las bolas…

Es que papá era así, ¿sabe? Ni una palabra afectiva, ni un cupón dorado en su puta vida. Eso me hizo lo que soy, digo yo. Entonces, pienso que quiero emularlo y me hago valer como macho.  Claro, para sostener mi imagen pública le agrego a eso el ultracatolicismo, la mojigatería.

Yo espero que esta terapia la pague la Embajada porque soy muy cuidadoso con mis gastos. No acostumbre dar propina en hotelería ni en restaurantes, no ayudo a la caridad, pero soy puntualito en la misa y tengo dos perros de peluche en mi oficina. Es decir, amo a los animales, pero de lejitos porque me pueden pegar sus plagas.

—Sr. Arrieta, hable de usted, de su vida, pero no trate de explicarla, ¿quiere?

Es entonces cuando un sujeto pasa frente al ventanal en caída libre.  Parece que es el presidente Lucas Nerón Chiverre que no ha soportado más tanta frugalidad en que se vive en los salones superiores  del poder,  ha subido a la azotea y ha tomado la decisión de suicidarse.

Yo me cago de risa oyendo todo porq ue el imbécil no es consciente de dónde está.  Se ha metido en la sala de descanso de una clínica que trata a los enfermos de poder, pero no para curarlos, sino para sacar ventaja de su perversión.

Chalado ni se ha dado cuenta de la suerte de su amigo porque, aunque se dice presidente, por ahora está en banca: acaba de ser electo y entra en mayo. Por ahora, no está “in” lo suficiente.

Lo que pasa es que los consultorios están en el cuarto piso y sirven para despistar el funcionamiento d el burdel sin trabas que se ha instalado en el mezaninne del sexto piso, que usan las sombras para documentar las malas conductas de estos próceres y garantizar que nunca pretendan salirse del redil.

 Yo, cómo estoy en tiempo libre, tomo apuntes y hago simples inducciones por hobby. Lo que cambió las cosas fue que mi supervisor se dio cuenta e intentó despedirme de una.  Tuve la suerte que también recibe órdenes directas de la oscuridad y le dijeron que me podrían sacar provecho.  Me llamaron  a entrenamiento una tarde, me hicieron cuatro entrevistas y diversos test de agilidad mental y me citaron para la semana primera de febrero. Me reclutaron, pues y ahora tengo dos sueldos, el de conserje, y la de soplona que cruza dictámenes sobre candidatos a gobernante antes de incorporarlos al Club de las Burbujas —nombre dado al casi inaccesible lupanar de arriba— donde no se admiten soplones, no vayan a contar en las revistas que las esferas del poder son un verdadero puterío donde se ejecutan todas las perversiones y se solapan todas las culpas, gracias a la evidencia de que allá —más cerca de las nubes— nadie es inocente.

Desde entonces, todos los que van hacia arriba derivan accidentalmente acá. Una emboscada necesaria, un cribaje para que no lleguen débiles ni moralistas.

Ah, por cierto, L. N. Chiverre no logró suicidarse.  Cayó sobre un montón de mierda depositado en el traspatio del edificio de marras,  éste que conocemos como Torre de la Luz Liberta Capital.

Lo de que se iba a tirar por problemas morales, es un chiste.  Lo aclaro para el lector que está mirando el fútbol y pierde el hilo conductor.

Porque si una cosa se le puede reclamar al grupo de ingenieros que levantó estas estructuras es su absoluta mezquindad: ha construido un lugar ostentoso, alejado del mundo y rodeado de naturaleza, pero para ahorrar unos pesos, decidió declinar la batería sanitaria.

Así que los mandatarios van al cerco sin comentar ni pío.

Un horror.


OPINIÓN- UN SIMPLE APUNTE DE MOTOS

https://semanariouniversidad.com/opinion/un-simple-apunte-de-motos/



lunes, 17 de febrero de 2025

GÓTICO VESPERTINO-POESÍA

GÓTICO VESPERTINO

 

No viaja solitario el caminante

Algo a su lado le molesta le pone zancadillas

Se le esconde murmura improperios reza a gritos

Pero él por decoro disimula

No viaja solitario el caminante

De repente una bofetada silenciosa

Una meada sobre el sombrero a mediodía

Lo hacen salir de sus casillas

Pero mira a todas partes y no hay nadie

No viaja solitario el caminante

Si no lo nota es por simple.menosprecio

Ahí está ese ente opaco escurridizo

Que sostiene el paso y lo refleja

Convirtiendo cada movimiento en una mueca

De modo que el viajero oscile

Entre la naturaleza divina y la miseria

No viaja solitario el caminante

Está lleno de sombras agobiantes

De ellas sólo un par se le parecen


jueves, 30 de enero de 2025

PÁJAROS DE MADRUGADA- POESÍA

PÁJAROS DE MADRUGADA

 

Mucha gente espera el colectivo

Sólo algunos pocos alcanzan a subirse

Los demás respiran la estela del humo que les deja

Mucha gente espera el colectivo

Están medianamente tristes y lo saben

El orgullo les hace simular una sonrisa

Los que lograron abordar toman asiento

Si les quedan el ventanal miran abajo

Parece que señalan en los otros el fracaso

Aunque ellos provienen de los mismos

Mucha gente espera el colectivo

Debe llegar a la planta a tiempo

Debe salir tarde del trabajo

Debe consumir ibuprofeno

No vaya a quedar cesante

Por ser enfermizos ineficientes operarios

Como un viejo paraguas sin varillas

Mucha gente espera el colectivo

Abrigados pájaros nocturnos

Compran un café en media calle

Y un pan de dudosa higiene

Les hace una caricia en la barriga

Mucha gente espera el colectivo

Casi nunca los mismos

Casi nunca gana uno la carrera

Se mudan de barrio los mata la crisis el toxoplasma y el sereno

El empresario estudia las cifras cada tarde

Siempre deja ganancias la carrera


martes, 28 de enero de 2025

LANZAMIENTO NUEVA NOVELA EN DIGITAL PDF GRATUITO- FICCIONES QUEBRADIZAS

Ficciones Quebradizas es literatura posmoderna, cínica e inconforme cuya mirada cuestiona aspiraciones, mandatos sociales,  roles, mitos del mercado y máscaras identitarias que confluyen en la ciudad de Artificio, la cual aspira a reflejar la crisis de los relatos en la nos hemos sumergido.
Les dejo con el archivo, editado por este mono.








Asimismo, les recuerdo que Malanga, La Trama del Camaleón y cuatro poemarios también está disponibles de forma gratuita en Academia.edu, Scribd, Yumpu y Google Drive.  Si prefieren evitar las plataformas, me escriben a identidadesvivas@yahoo.es y les paso los archivos directamente.
Saludos cordiales, Adán Vivas

martes, 14 de enero de 2025

BITÁCORA DEL FRACASADO- Poesía

BITÁCORA DEL FRACASADO

 

Volamos todo lo posible

Para mirar de lejos los conflictos

Los vientos nos guiaban hacia el bosque

Pero estábamos tan lejos de la tierra

Que nunca comprendimos la distancia

A veces llovía y guardábamos el agua

No habíamos planificado nuestro viaje

Pero teníamos un globo familiar y confortable

Y un puñado obsceno de alimentos

Nos venció el cansancio

Nos asustó ver que descendíamos en un claro del bosque de cemento

Que acostumbran llamar mercado los nativos

Era obvio que nos habíamos vigilado el combustible

Pero ya resultaba tarde para todos

Caímos en una olla de hierro gigantesca

Colocada previamente sobre brasas

El agua hervía desde antes y alguien picaba zanahorias

Luego vino el chef y probó el caldo

Un momento después lo devolvía

Mientras pedía seis humanos para la tanda

No había gente disppnible en el momento

Es decir los demás comensales

Entonces asesinaron a pinches dr cocina

Y los arrojaron troceados en el caldo

Mi gente ya habíamos muerto

No resistimos demasiado el atropello

Y la faena seguiría sin nosotros

Luego ya ve usted es primordial

Leer la letra chica en la etiqueta

Npsotros nos integramos al mercado

Una higiénica burbuja le asegura

La higiene de la carne humana que consume

 

jueves, 2 de enero de 2025

TODAS LAS ARTES HAN MUERTO

TODAS LAS ARTES HAN MUERTO

 

Esto no es un poema

Ni una declaración de fe

Ni siquiera representa nada

No es una percepción de las agujas en el hielo

No es la respuesta a las fracturas del presente

Ni siquiera un panegírico a los héroes

Que se piraron hace rato y ahora son hombres de negocios

Entre el dólar el narco y los bitcoins

Porque el poder es un gólem desatado

Con alta disposición a lo siniestro

Y ha devorado la semilla de esperanza

Esto no es poema 

                       es lenguaje

Residual sustancia de los vivos

PARÉNTESIS- NARRATIVA

PARÉNTESIS

 

A mí, no me jodan. No tengo idea de cómo llegó Joel a la presidencia de la República Peripatética de Malanga, (su nombre oficial).

Lo cierto es que es normal que gran parte de los seres que entran a la vida política alucinen con el poder enfermizamente. De niños han sido despóticos, malcriados y, de adultos, sociópatas totales por lo que podría decirse que esto es una especie de destino universal pues la miel atrae a las moscas luego de los millares de horas de esfuerzo que han aplicado las abejas en perfeccionar su tarea.

Lo que hago, ya que no interesa ser biógrafo de imbéciles es recrear uno de ficción, así que no busquen mayores referentes en la vida real porque el primer mandatario padece los males de todo el mundo, aunque no puedo dudar que los disfrute porque suma altas dosis de sadismo y prepotencia. Algo malo le habrá pasado en la infancia seguramente o venía fallido. Lo que pasa es que las masas son emocionales y acaso lo disfuncional les genera empatía porque tanto este protagonista como las multitudes suelen arrastrar enormes cargas de frustración.
Así que Narciso se acercó al lago, se dijo “¡qué guapo sos!·”  y se arrojo de jeta…

Seguramente, al alba, las aves de la zona detectaron el cuerpo flotando boca abajo, pero de policías, nones. Al contrario, meses después el mismo gobierno del aciago presidente, daría permiso para construir sobre el domo de tierra que se había formado sobre el cadáver una de las torres más altas del mundo.  La misma tiene solamente cinco pisos, pero en Malanga la desinformación es pasmosa y no saben de New York y menos de la grandilocuencia visual de Dubái.

Por eso es que Míster Míster —su nombre me da fatiga y quiero usarlo poco— tiene inauguraciones todos los días si se encuentra de paso en el país.  Lo habitual es, sin embargo, ir de negocios de acá para allá a distantes partes del mundo sin que nunca cuaje la llegada de una supuesta inversión extranjera. Malas lenguas dicen que los negocios que hace fuera depositan sus ganancias en la banca offshore de Vanuatu o de Panela, pero los medios locales carecen de presupuesto para grandes investigaciones.

Por lo mismo se limitan a corrillos: cafeterías de todo status, pulperías, vecinos y a los parientes viejitos (tatarabuelos y así) que se van de la lengua tan pronto les preguntan sobre algunas particularidades de familia que van desde la endogamia, que se manifiesta en ejemplares bastante feos, hasta la proliferación de burócratas ultramoralistas, pero propensos a caer en todo embarrijo financiero, como pasa exactamente con las moscas.

Ya aligerado de decir que en esta novela no hay nadie real, sino esquirlas que caen sobre la casa vecina cuando se dinamita el predio adjunto, puedo decir que, no obstante, es preocupante evidenciar que nuestra comunidad actúa con irresponsabilidad absoluta y que nos queda pues el desamparo de saber que cualquier día —o noche, porque los escándalos no tienen hora— una lágrima de diez toneladas rebota sobre nuestro hogar y nos revienta la madre para que mañana vengan los chicos del  Sr. powerman a planificar sobre nuestras ruinas la nueva zona franca.

Este paréntesis era necesario para calmar a tanto revisionista que va a querer reivindicar al linaje local y decir que la novela es inexacta, que lo denunciado nunca pasó…

Exacto, muchacho.  Es literatura posmoderna, ¿sabés? Vamos a dejarle espacio a la ambigüedad de las percepciones y alegar el cuento aquel de que la literatura es autorreferencial que querían algunos surrealistas, aunque los temas como el poder, siempre hablan sobre la realidad lo queramos reconocer o nos pongamos mojigatos.

¿Se ha enojado, lector? Vaya por un vaso de agua o un etiqueta azul y relájese. Luego regrese y nos ponemos peripatéticos, serios y bufones atroces. Lo que pasa es que un libro que no te sacuda puede ser esparcimiento o tiempo perdido, pero nunca será un buen libro.


martes, 31 de diciembre de 2024

LA FRUSTRACIÓN DE VIVIR LA BUROCRACIA- NARRATIVA

LA FRUSTACIÓN DE VIVIR LA BUROCRACIA

 

Estoy despierta, como siempre desde las cuatro y media y a esa hora me meto a la ducha mientras mi marido prepara el café.  Luego, él también se arregla y se marcha a la oficina.

Hoy tengo teletrabajo y es una mierda. En lugar de aligerar las tareas, me complica la agenda: la supervisora que jode a cada rato y yo que, entre rato y rato, voy sacando las tareas de la casa.

Esto implica esde abrillantar el piso y guardar todos los tiliches desparramados por la sala, hasta preparar la comida, limpiar la nevera y poner en las gavetas el cebo para los bichos que, en estos días calurosos, se multiplican como las ronchas de la varicela.

Así que cuando Juan vuelve, ya estoy rendida, pero sigo multitareas haciendo la limpieza de los ventanales y mirando desde lejos una telenovela a la que hace rato perdí el hilo (porque es una maraña de complicaciones y mala suerte a la que si le pongo atención me va a matar de un infarto).

Miro a Landrú correr hacia la puerta emocionado. Ha saltado del sofá y es entonces que descubro la humedad de la meada. Puta perro que no aprende protocolos, pero es mañoso y simpático y todo se lo toleramos. Mañana mismo pasaré a comprar un hule protector para que no se arruine la tapicería. El cañón del llavín gira y adivino desde lejos que entra mi marido con las patotas sucias por la lluvia y que la sala vuelve a su estado natural de chiquero sobrepoblado.

Ahora, ¿qué pasa, Fulana, Sutana o Katana…? Me da igual. Estas novelas turcas quedan debiendo en el guión o en la traducción. Esa manera de insertar acontecimientos vía pregunta manida es desesperante, pero ni a patadas diré que estoy harta de ver La aguja en el ojo, culebrón que ya ha durado año y pico.

Lo malo es que Juan habla como una lora embarrada de lo que sea. Nada lo detiene y no le importa que yo esté de nuevo en la cocina mirando el otro televisor y pelando cebollas.

—Sopa de azúcar es el café que me dieron en la oficina del Kepis. Ralo, tibio y creo que con seis o siete cucharadas de azúcar.

—Pudiste pedirlo sin nada.

—No me dio chance. Imagináte que la secre vino con la taza y las galletas sin que nadie le requiriese hacerlo.

—A caballo regalado…— digo yo mientras pienso que no quiero conversar.

—No creás que se ha portado amable, no—. Oigo correr el sillón esquinero y adivino que se ha tirado sobre el mismo como si fuese una marioneta sin cables—. Ése no mueve un dedo si no hay plata. Fui a ver si me ayudaba con la patente del bar para las fiestas populares, pero dice que hay demasiadas solicitudes y no puede dar preferencias. Sin embargo, dice que, si le habla al alcalde, capaz y se porta bien. Tan hijo de puta ahora como antes, cuando era el policía de Costa del Lodo.

—Vos dijiste que no era policía, sino matón.

—Bueno, pero tenía una gorra azul de las que usan los capitanes y, en lugar de macana, un trozo de tubo de hierro colado que cargaba siempre en la mano derecha. Parecía un plomero de ésos que dejan abandonado el brete para irse a meter a la cantina y volver a la tarde con un supuesto repuesto que les costó encontrar.

—Bueno, y ¿te dio los permisos?

—¿Qué parte no entendiste? Quiere plata:  para él y para su jefe. Así no tiene gracia porque lo que ganaríamos con cervezas de contrabando se lo dejaría el alcalde Mairena y este bicho.

Ah, prepárame una manzanilla, por favor. Me estoy muriendo de náusea.

Entretanto Negligé —algo así se llama la chica protagonista— saca un frasquito de veneno azul y lo vierte en la bebida de su marido que aún no llega a casa, pero le ha dicho que en tres minutos ha de llegar. Para que lo tengamos claro los televidentes de otra lengua, los utileros han puesto una etiqueta en el frasco con una calavera tipo pirata con el par de fémures cruzados y el editor ha insertado un flash donde se mira un par de detectives con gabardina negra, de pie junto a una silueta humana pintada sobre la sala de un sujeto que ha pasado a otra dimensión por vía asistida.

Vaya estupidez, me digo.

Recuerdo que Costa del Lodo no tiene ni ha tenido policía antes. Eso ha sido lo que propicia que seres como Kepis —matoncito, grandulón— se posicionen para abusar de todos y así no tener que buscar trabajo.

Además, en esos lugares no hay oportunidades.

El asistente del alcalde le lleva doce años a mi marido. Creo que es contemporáneo del cura Cardenillo, aquel que pagó porque un tipo le escribiera sus memorias y ni se dio tiempo en verificar lo contado.

Luego lo asesinaron y lo que salió a la luz fue un libro escabroso que cuenta las mediocridades que lo llevaron a ser párroco urbano por un par de décadas.

—Tere, ¿me vas a dar la manzanilla? — dice el baboso desde su lugar de ocio mientras revisa las redes sociales.

—Esperáte. Las cosas no se hacen solas—. Deberías ayudarme un poco.

—Ahora que me recupere. Lo del café me dejó intoxicado. Estaba pensando que lo mejor es buscar otro cantón que tenga fiestas populares para llevar allí el chinamo de cervezas. Quizás allí, por barrio El Recuerdo.

—Tendrías suerte si no te sale otro Mairena y otro Kepis. En todas partes, el poder político anda podrido.

—Y vos, ¿qué has hecho? — pregunta mi esposo con una inflexión de voz que simula ternura.

—Trabajar como loca, qué querés.  La rata de la jefa quiere quedar altísimo con el mandamás y quiere que para el viernes tenga listo el dictamen del contrato. Yo no creo poder hacerlo porque eso está oscurito. Creo que me voy a incapacitar por psiquiatría y de ser posible busco otro empleo.

—Comprendo. Si avalás algo sucio, la junta directiva se lava las manos y cuando vengan las denuncias, te caen encima. Ellos siempre se cubren mutuamente.

—Ah, por cierto.  El presidente del ministerio es primo lejano de Mairena. Un tipo gordo, feo, cara de idiota, que toca la guitarra —dice él— y se siente showman. Ahora, para las fiestas de la Independencia, nos dio la mañana libre para que fuésemos a un acto cívico donde cantó en inglés tres piecillas:  Yesterday y no sé qué más.

Luego, hizo un discurso sobre el futuro de la justicia social en el país y terminó profiriendo amenazas de altos tonos contra todos los movimientos sociales:  ya no sabemos a qué intereses representa. La gente se puso como los diablos y le gritaban de todo —al menos, los estudiantes de secundaria, que tenían menos que perder—.  Pasamos el resto del día encanfinados, con la presión alta por el desaire del maldito prepotente.

Dice Zavala que habló con la encargada de prensa para ver qué se traía entre manos el maldito Joel. Le respondió doña Narda que así era él: que seguramente se estaba cagando y los conserjes tenían todos los baños con llave. Que lo disculpen, dice la periodista, porque él no sabe expresar las cosas.

Y claro, vuelvo a la sala con la manzanilla ya con su taza y platito, pero Juan está hibernado desparramado y con la cabeza hacia atrás, mientras una baba le resbala por la comisura izquierda de la boca.

Y yo, de bruta, estoy casi segura que me he perdido la muerte de Murat, el esposo de la Negli, que es una escena que bien puede durar quince minutos porque tienen esa manía del suspenso y de hacer primer plano de todos los rostros angustiados y secuenciar hasta los menores detalles para sostener a la persona con las palomitas detenidas a medio camino del frasco a la boca porque, cuando menos lo esperamos, el difunto resucita más rápido que despertar al Juan.