YA QUE NO PUEDO DARLE UNA PATADA AL SEÑOR BURGUÉS…
Al poeta
risueño he querido
Meterle
una apoterósica patada
Que lo
envíe al lado oscuro de la luna
Una vez
lo intenté
Pero
tenía suelta mi agujeta
Mi zapato
izquierdo no pudo hacerle diana
En su
culo burgués de adormilado
Mi zapato
atravesó el aire como un cohete
Ha de haber
matado una cotorra
Porque escuché
muchos gritos en el parque
Hice el
tonto al entorno quedé en trance
Estuve
esperando su caída
Pero un
dolor de nuca insoportable
Me hizo
pedir una cerveza y luego otra
Y amanecí
durmiendo en estación de bus
Con mi
zapato derecho huérfano del otro
Verán
ustedes yo creo en el poder de la palabra
Y creo en
la urgencia de las voces
Para registrar
los males de la época
No
comprendo para qué hacer ejercicios costumbristas
Ni los
poemas de amor calenturiento
No
entiendo demasiado muchas cosas
Mucho
menos el concepto de enemigo
Que
utilizan las voces de derecha
Para todos
los reclamantes de justicia
Tengo claro
que se está desperdiciando la poesía
Se
derrocha el papel como si nada
Se
banaliza el flujo de la idea
Y la nada
nos vuelve digitales
Para así
contrarrestar nuestra potencia
Los
dueños del mundo siguen socando los tornillos
Las fajas
del potro están tilintes
Pero primero
se rompe el torturado
El obrero
el maestro el ciudadano
El ama de
casa la activista
Porque no
quedan criterios sobre el mundo
Para respetar
al otro que no somos
Me parece
que es más ofensa que el silencio
Dedicarse
a ver las flores de las tumbas
Cuando el
cementerio es testimonio
A secas
de la muerte
De la
voluntad de muerte y del despojo
Del triunfo
del dinero y de la guerra
Del cero estado
final de los relatos
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