domingo, 18 de mayo de 2025

UN QUINTAL DE DUDAS— opinión

UN QUINTAL DE DUDAS

 

Miro lo de Jafet Soto ambiguamente. Por una parte, me mueve esa común idea de aplaudir a quien dice las cosas de frente. Por otra, me pregunto qué llevó a Mary Munive a meterse con Jafet y me cuestiono si esto no es la acostumbrada ingeniería social donde el socio se disfraza de enemigo para garantizar la continuidad de un poder que simula alternancia.

No puedo olvidar la cercanía de Jafet con Patey, empresario bastante cuestionado en el flujo del dinero irregular y me digo que hay un paralelismo con Chaves y sus financistas.

Y subrayo que Patey y su televisora le hacen ojitos al viejo malcriado.

Reviso —y me quedo al bate— los posibles liderazgos que tienen las agrupaciones políticas del presidente y me digo que son tierra arrasada:  no hay presidenciables, merced a esa enfermedad mortal que es el personalismo. Esto acaso obligue a buscarlo en otra parte, sin perder por ello la importancia de ciertas afinidades en cuanto a intereses, cosa que tal vez no podamos comprobar

Ahora, lo que habilita a Jafet es la verbosidad de la ministra contra él. Así es cómo se elige al enemigo, la causa que se potencia. ¿Tenemos pues un nuevo abanderado que parece representar intereses populares o nos toman el pelo nuevamente?

NI idea, pero un estratega político empezaría a hacer mediciones para ver si es empoderable. Al rato y nos sale otro más de los que gobiernan con las patas, pero tiene la ventaja de ser famoso, de ser una estrella del deporte, tener un aura de fanático de su equipo —lo cual se puede ponderar como un micropatriotismo— y una larga espuela escuela en el mundo de los negocios.

En fin, que es un tipo potable para estos intereses. Muy temprano aún para saber si esto es casualidad o mano negra, pero cabe el chance de que incluso una provocación intencional, es decir, una bomba de humo de las que usa el Ejecutivo para diluir los debates de lo cotidiano se les salga de las manos.

Yo solamente quiero dejar en el aire todas las dudas. Y dar el tiempo para ver qué es lo que precipita porque por babosos nos vamos de cabeza ante aquella persona que abre la boca desde una posición visible y levantamos un mito respecto a unas palabras sueltas.

Lo mismo que decir que un frasco de maní de esos alargados que venden en el súper es un obelisco.


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