Textos., poesía y novela. Ver la web en https://adanadolfovivas.academia.edu/
viernes, 13 de septiembre de 2024
Laberintos truncos, apuntes de nada : NO VAYA A SER QUE SE OFENDAN LAS ESFERAS- DESCARG...
miércoles, 11 de septiembre de 2024
RECOMENDACIONES PARA NO SER ALCANZADO POR UN RAYO
En nuestro buzón de sugerencias
Nos llega carta de un amigo agonizante
Permanece en cuidados intensivos
Lo ha chamuscado un rayo hace semanas
Eso es triste inevitable nos dice el director
Que sin embargo corresponde darle una respuesta
Nuestro equipo editorial ha
debido sentarse con aplomo
Y ahora les presentamos el
informe
a.
Corra más
rápido que el rayo recomienda el adolescente mensajero
b.
Hágase una cubierta de cerámica dice doña Sara la
artesana
c.
Hágase una limpia con orégano el guarda de la entrada
d.
No salga de noche ni de día si no están techados
los caminos un papelito anónimo venía
en los confites
e.
Un triple caldo de gallina y una pacha de whisky
a fondo blanco anota mi jefe que es borracho
f.
Embárrese de aceite totalmente, así el rayo resbala
o usted posiblemente se flambea
g.
Viaje al espacio y duerma en la estación espacial
h.
Esto se basa en que los rayos nunca caen hacia
afuera del planeta
i.
Rece huevón y rece mucho a ver si Thor de verdad
no es puro cuento
j.
No se olvide de conseguir un acumulador y de un
contrato puede venderle la energía a las potencias
k.
Escóndase un par de metros bajo tierra no olvide
aislarse en un recipiente de madera
y la
recomendación más sensata que tenemos
evite el lugar
donde va a caer el rayo por lo menos treinta de minutos de antemano
Lamentamos si
a pesar de todo un rayo a usted lo desintegra
Usted debe
comprender que no sabemos todo
Afuera hay
tormenta rayería y mucho viento
Nosotros buscamos
soluciones
Pero siempre
nos alteran los relámpagos
Si algo le
ocurre compañero
No olvide
darnos aviso de su entierro
martes, 10 de septiembre de 2024
POEMA DEL DIA
EL FUTURO ES SIEMPRE MAÑANA
Si vienes mañana te prometo
Que el sol sale para todos más contento
Y no tendrás problemas de trabajo
No va a faltarte ni casa ropa ni alimento
Si vienes mañana
Pero antes trabaja barato para el amo
Paga impuestos cada vez que compras la comida
Alumbra tu casa con candelas
Muérete de contaminación y de cáncer y de olvido
Levántate zombi moribundo
Pero primero reza cada noche
Al dios validador de la miseria
Corre a trabajar en
tu oficina en el campo las industrias
Para dejar sembradas parcelas de futuro
Si vienes mañana
Será que no te has muerto date cuenta
Pero podrían traerte ya cadáver
A reclamar tu premio en esta historia
Cabrones son tus nietos
majaderos
Que nada entienden de humoradas de los ricos
Laberintos truncos, apuntes de nada : 24 de setiembre 7 p. m. El Farolito CCE
viernes, 6 de septiembre de 2024
NARRATIVA
NO LLAMEN A EMERGENCIAS POR CAPRICHO
En el escenario uno, un perro salchicha escarba en la
jardinera de su ama, una anciana octogenaria. Siempre lo ha hecho, pero esta
vez procede con mayor vigor merced a haber ingerido algunas sobras de una
maldita bebida energética que ha sido derramada en su tazón por alguna mano de
malas intenciones.
En el escenario dos, la roquita dueña del perrito, limpia un
feroz cuchillo de cocina que ha recién utilizado para destazar un cerdo pequeño,
el cual ahora hace hervir en una olla, apenas tapada, junto a enormes rodajas
de cebolla.
Si este narrador estuviese allí, volvería la panza pues odia
la peste de la carne de cerdo.
En el escenario tres, en la estación de policía, el detective
Siles está masticando chicle intermitentemente. Lo saca de su boca para
masticar su sánguche de mano de piedra y beber café con leche. Luego lo vuelve
a habilitar para entrenar sus mandíbulas:
su sueño es forzar los músculos hasta tener una quijada Schwarzenneger
o, por la menos, la del dibujo agente de la CIA que protagoniza American Dad.
En ese momento suena el teléfono y es la secretaria de recepción
que reparte las tareas la que dice:
—Pepe, te toca a vos. Salí volando porque hay un 10-11
en curso.
—Enterado— responde
Josԕ mientras vuelve a pegar el chicle bajo el escritorio y recoge su arma.
En el
escenario uno, nos enteramos que el salchicha obedece al apelativo de Juan Salvador
Pelota, no por burla, sino por ignorancia de su ama que oyó hablar de un
librito de nombre parecido cuyo tema era la libertad. La idea le agradó y se lo
encajó de modo similar a lo que oyó, ya en su condición de tapia humana hace unos
seis años.
En estos
momentos, JSP abreviatura de esta noble criatura, está ladrando al policía que
ingresa a la casa de la Rugama, la que se encuentra en la sala partiendo papas
en juliana a las que suma otras tantas rodajas de variados tubérculos.
JSP ve la
puerta de la patrulla que permanece abierta y, acto seguido, va a sentarse en
el asiento del piloto.
En el
escenario dos, doña Emilia Rugama se incorpora para abrir la puerta, luego de
escuchar el timbre de puerta que ha sonado por segunda vez. En la primera
ocasión dormitaba sobre uno de esos cuchillos desaforados que la gente compra
sin necesidad porque pasan la publicidad en un canal de cable. Afortunadamente,
aunque hay un charquito rojo, nos enteramos que es de tabasco, porque ella ha
salido ilesa de reposar sobre el arma o instrumento de cocinero de pose.
En el cruce
del escenario uno con el dos —puta, el umbral de la puerta, ¿cuál otro? — el
señor Siles saca su carné (porque la policía local no tiene presupuesto para
plaquitas metálicas) y la octogenaria decide seguirle el juego sin entender qué
pasa.
Al final,
entran todos (la señora, el detective jefe y un ayudante, un cámara que se
encarga de documentar todo y el perro policía Puños, que mira con tal desdén a
su par salchicha que ni se preocupa de ladrar para identificarse).
El asistente
descubre fuertes rastros de sangre en la cocina, sobre todo en la pileta y en
algunos cuencos accesorios donde la señora depositaba diferenciadamente los
cortes del animal masacrado.
—Doña Emilia,
¿estaba cocinando?
—Pues sí,
preparaba un puchero. Estoy agotada.
—Tenemos una
denuncia por maltrato animal.
—No entiendo.
Yo solamente maté un chanchito para el almuerzo. Van a dar las once y no
termino.
—Alguien la
denunció. Seguramente el chanchito ha gritado.
Es espantoso oír gritar un animal de ésos— Siles olfatea en dirección a
la cocina.
—Toda mi
familia ha matado así los animales. Una puñalada honda sobre la nuca, así nos
enseñaron.
—¿Y no hace chicharrones? — inquiere el asistente.
—Me patean la vesícula, no puedo— responde Emilia.
“¡Qué ganas de decomisarle esa olla…!” — piensa el infeliz detective al
que la tripa se le empieza a insolentar.
En el escenario dos, JSP termina por descubrir un túnel amplio que va a dar
a un corredor de la Penitenciaria Central, de tal forma que luego de caminar
dos horas, aparece ladrándole a un oficial penitenciario que decide recluirlo
por ser un posible portador de drogas.
En el escenario uno, el cámara ha apagado su equipo y el detective, su
asistente y el perro policía se disponen a comer, no sin antes amordazar en su habitación
a la pobre vieja. Acaban con todas las verduras y una olla de arroz que recién
ha sido preparada.
Siles ordena al colaborador que se encargue de borrar los indicios para
que nada los incrimine. Alfredo, que así se llama y no de otro modo, pues
obedece a pie juntillas. Lava ollas y platos, enjuaga, recoge sobras y papeles
y con ayuda de una pala va a la jardinera y allí deposita los sobrantes. Y para
hacer la escena impecable, devuelve a su lugar la tierra que el perro había desplazado.
En el escenario tres, el calendario sugiere que han pasado quince días y,
de nuevo, a Siles le es asignado acudir a la casa de doña Emilia Rugama, que ha
sido encontrada muerta y amordaza en la habitación del segundo piso.
Aparentemente, en estos días habrían ingresado a robar, pero es imposible
detectar qué objetos faltar pues la señora de marras no vivía mal, pero tampoco
tenía posesiones ostentosas.
Acaso le hayan robado joyas, no obstante, nada del escenario lo confirma.
Ni siquiera rastros o huellas de un invasor.
Al llegar a escenario dos, Puños nota la ausencia de JSP, pero se lleva
tan mal con la poli, desconfía tanto de sus pares que prefiere guardar
silencio.
No obstante, lo primero que hace es dirigirse a la cocina.
jueves, 5 de septiembre de 2024
POEMA DEL DIA
FAILED CITY
La ciudad asimétrica y podrida
Con centenas de casas olvidadas
Donde ladran famélicos caninos
Hay viejos temblorosos en la acera
Tratan de morder pan entre los sueños
Y los ladrones jóvenes les roban
Sus escasas monedas y las medias
Mañana por la tarde se habrán muerto
Sumarán al olor de las cantinas
La peste de la carne y de la orina
Mientras al sol el humo desdibuja
Así es esta ciudad un cementerio
Por dondequieras miras ratas muertas
Es su paleta gris con negras grietas
miércoles, 4 de septiembre de 2024
POEMA DEL DIA
LA VOZ DEL NECIO QUE VUELVE DEL FRACASO
Cuidado con volver a casa
Impregnado de todas las formas de la mugre
No hace más que atragantarse
Y sobre la cama desordenada se desploma
Las pestes se desprenden de él
Lo han utilizado de vehículo
Luego ascienden por las mesas
Se esconden bajo el forro de los muebles
Y en silencio y despacio reproducen
Sus malignas células de fastidio
Yo no quiero ser moral se lo aseguro
Lo que pasa es que ya vengo de regreso
El hombre que no limpia su dormitorio
Acaba por dormir a la intemperie
martes, 3 de septiembre de 2024
POEMA DEL DÍA
DE NADA VALE SER LEYENDA
La criatura transita el laberinto
Prefiere las horas de la noche
A veces hace tramos cortos se regresa
Parece que le turba la sospecha
Está desprovisto de ropas de cobija
Se alimenta de lo que encuentra en el camino
A ratos tararea viejas coplas
Como si fuese un marinero sin destino
La criatura transita el laberinto
A veces parece temer una sorpresa
Afuera se escuchan caballos agitados
Y enconados gritos de guerreros
La criatura camina hacia las sombras
Procura alejarse de la puerta
Sabe que no vienen a salvarle
lunes, 2 de septiembre de 2024
LA REBELIÓN DEL PRÓCER CONTRA SU CREADOR
La mañana fue surgiendo
espléndida desde el este. El sol mostraba el agradecimiento de la naturaleza ante
la salud del cacique, prócer o lo qué putas fuese. El hombre roncaba como un
refri viejo y se oían los pozos de saliva chapotear en su garganta envejecida a
punta de whisky y puro cubano.
El despertador sonó
puntual a las cinco cincuenta con los primeros compases de Las Walkirias de
Wagner. Treinta minutos antes había el cielo empezado a aclarar y ahora todo
rutilaba. El señor abogado se enderezó de la cama, se calzó las pantuflas y se
dedicó a abrir las cortinas. Acto seguido rodeó el mueble donde había reposado
y le dio un beso en la frente a alguien que parecía una escoba de millo,
desordenada por el desmedido uso. La venerada en cuestión enseñó una boca sin
dientes y giró de espaldas, dejando a la luz un culo de gordura indudable.
Federico Polizonte Ario
se dirigió al baño a hacer sus abluciones. Luego de lavar su cara y la
dentadura, disolvió en un vasito unas sales de violeta para cuidar su garganta.
Hizo una secuencias de gárgaras —siete— suficientes para que el universo notase
que él, presidente de la res pública a veces y en otras tantas ocasiones, mano negra, era
tan sutilmente dotado como para convertir en arte las prácticas más vulgares.
Acto seguido, se bajo el
pijama y se sentó a cagar.
El inodoro se dispuso a
venerar las flatulencias de aquel culo blanquecino, al que tanto le debía el país.
Y es que todo el mundo sabe —hasta los objetos mismos— que la oligarquía hizo de
este país lo que es y a pesar de tanto campesino y trabajador que no sabe
organizar su vida y aunque se desgasta, permanece en la miseria hasta el fin de
sus días.
—Ah, la mierda— pareció
exclamar el inodoro cuando el tipo tiró de la cadena— sólo para eso sirve la
banalidad de estos cretinos intocables.
—Usted me ofende— dice
tirando la puerta y sin dar el buenos días don Federico— Voy a pedir que lo
manden a la silla eléctrica.
—Usted
sabe que este país no tiene ese castigo. Primero, porque nunca hay plata y, luego,
porque a sus abuelos les dio miedo que el castigo se aplicase sobre ellos
mismos. Buenas tardes, don. Dígame de qué se queja.
—Es el colmo. Fíjese: me
espía cuando cago… ¡Hábrase visto!
—Puedo explicarlo, don
Fede. Tome asiento, por fa.
—No, yo en sus muebles no
me siento. Estoy seguro que allí ha ejercido la lascivia. Yo no me mancho con
eso jamás.
—Usted me da el pie justo.
Parece que la oligarquía aspira a la santurronería. Yo sé que su esposa es producto de un lío de faldas y que la primera doña le puso los
cuernos, pero fíjese que en sus memorias —las que publicó el Ministerio de Impostura—
niega todo pasaje gris.
Entonces, entendí que
ustedes aspiran a la impunidad, a la desmemoria. Y es normal: olvidar nos salva
del dedo acusador, de las cuentas falsas, de dar explicaciones. Ya conocía yo
historias de ésas y la verdad, me vino al seso cómo Bryce Echenique contaba una
historia dulcete para terminar desnudando el horror y la mediocridad de la
oligarquía en Un mundo para Julius, ¿ve?
A raíz de ello y dado que
no me da el copete para mucho, decidí imitar esa decadencia. Sepa, sin embargo,
que no estoy imitando nada. Ustedes
tienen una visión de mundo saturada de espejismos, mitos y leyendas que utilizan
para dormir sin culpas. En las escuelas se enseñan la igualdad, la paz y otro
chorro de valores que son como berenjenas insípidas: inútiles si no se sazonan
con leyendas.
Eso nos ayuda a olvidar que
la esclavitud, el racismo, la encomienda hicieron de Malanga, la crisis
permanente que es. Porque hasta en sus épocas de bonanzas, la cantidad de
parias crece y ahora que ni políticas de empleo generan sus sucesores, esto se desbarranca
con más ganas.
Oiga, Federico, no se
duerma. No me engaña usted con los achaques de la tercera edad. Sus culpas
siguen siendo sus culpas como ocurre con los genocidas que hoy día, ya
cacrecos, pretenden la impunidad y se niegan a arrepentirse. Aunque coincidimos que este último gesto,
siempre será inútil patraña que suele simularse para confundir a los fanáticos
de la corrección política.
—Usted no sabe quién soy
yo, Vivas. Son cuatro generaciones paternas y tres maternas trabajando por el
desarrollo de este país. Y vea lo que hemos logrado.
—Perdóneme… En todo caso
se lo voy a resumir así. Decir que nadie
debe nada es falso. Es cierto que muchos han puesto el lomo mientras otros esperan
por la res servida en vajilla de plata junto a buen vino. Decir que lo bueno de
este país se debe a la oligarquía es peor porque ha sido la extrema expoliación
el quid de nuestra sociedad. Sin extrema miseria no hay grandes ricos, eso es
un principio evidenciable hasta en el Renacimiento.
Si no hubiese sido por
los movimientos sociales, no hubiese existido reparación alguna. Usted sabe que
sus amigos no estaban para ceder caprichos, pero que un sistema paralizado
puede acabar por destruir la riqueza y hasta amenazar el mito de indestructibilidad
de los sectores conservadores.
Entiendo que usted no
sabe nada porque durante los dos meses que duró la guerra que hubo después se
cruzó a Panela a hacer que trabajaba para ganarse la vida… Y después dice que
mi relato es una falta de respeto.
Entiéndase, lo que he
querido es dar la justa dimensión de las cosas. Es que la gente sencilla es
propensa a la explicación mágica y le viene muy bien eso de los héroes y caudillos.
Hace rato vengo oyendo en misa al cura decir que la oligarquía no caga.
Entonces, decidí ir a la fuente.
Invadí su privacidad e intenté entrevistar a doña Juana, su cocinera. Incluso,
su chofer, Miguel, se negó a confirmar nada aunque le ofrecí veinte rojillos.
El pulpero fue el que
abrió la boca a la primera. Dice que a usted todos le tienen miedo, que lo que
pasa en su casa no puede saberlo nadie, ni siquiera que recibe inversionistas
coreanos en una pequeña oficina que tiene a la par de su casa, con puerta
independiente.
Cosa muy rara, pues se
supone que usted está ya lejos de todo y solamente sale para algún homenaje
académico o así. Recuerde que una vez me
invitó: no tenía idea de la ficha que yo era.
Yo soy mestizo, ¿sabe? Mi
padre era de una familia rancia de otro país, pero en declive. Mi madre,
sencilla, campesina.
Lo que puedo decir es que
ambas percepciones del mundo las detesto. No me gusta la conciencia de la gente
sin rebeldía, gente de trapo que se deja gastar por un sistema de condiciones
dadas, pero prefieren alienarse en la religión o en cualquier práctica que les
evite el conflicto. Tampoco entiendo aquellos imbéciles que escriben su biografía
para contar su cosa personal parodiando como genialidad una vida de confort
absoluto y billetera gorda.
—Pues yo exijo que me
trate con respeto…
—Mire, señor Polizonte
Ario. Mi respeto es justamente desmitificarlo. Dése con un palo en el pecho de
que no me pongo a sacar cochinadas solamente porque documentarme me da una
pereza absoluta. No obstante es sabido que el caracol deja un hilillo de baba
por donde pasa. Bastaría hurgar un tanto en su familia, en las familias
primates de la suya, para explicar algunas anomalías que hoy han concentrado el
poder de forma aparentemente inapelable.
—Pues me saca de la
novela o lo demando.
—Le diré qué. Lo voy a
dejar en remojo. Lo suyo puede terminar en una novela o en un tomo que preparo
sobre el arte de depurar la mugre de las momias. Lo que pasa es que debo buscar
un puta taxidermista para aprender eso y, la verdad, el oficio náusea.
Pero si lo hace feliz, déme
tiempo y capaz se me tuerce la neurona y lo convierto en algo grande: el descubridor
de los patitos de hule o alguna vaina similar.
Eso sí, la escena cagando
se queda ahí.
domingo, 1 de septiembre de 2024
HAY GENTE QUE NO ENTIENDO POR QUÉ HABLA
Yo a los
vecinos no les dirijo la palabra
Casi nunca nos
damos el saludo
Y tengo el peor concepto de su mundo
Les molesta que yo aparque el coche frente a casa
La calle
posee dos carriles y apenas pasa una moto vez en cuando
Son pendejos
creo
No me lo han
hecho saber
Lo anotan en
el chat del vecindario
Y la queja
llega a mi esposa por rebote
Yo a mis
vecinos no les dirijo la palabra
Tampoco se pierden
de nada
No pensaba
insultarles no tengo tiempo
Para oírlos
defender su status
No tienen
idea del resto de la gente`
Éste es un barrio heterogéneo
Gente sencilla hay una poca
Alguna clase media y desempleados
Abundan los narcos y evasores
No diré a cuál status pertenezco
No vayan a perseguirme los estigmas
De hecho tenemos vigilancia paga
Que nunca nos
ha salvado de ni mierda
Pues los ladrones le tienen miedo al vecindario
Son demasiado peligrosos los burgueses
Con su doble moral puñal en mano