miércoles, 11 de septiembre de 2024

RECOMENDACIONES PARA NO SER ALCANZADO POR UN RAYO

En nuestro buzón de sugerencias

Nos llega carta de un amigo agonizante

Permanece en cuidados intensivos

Lo ha chamuscado un rayo hace semanas

Eso es triste inevitable nos dice el director

Que sin embargo corresponde darle una respuesta

Nuestro equipo editorial ha debido sentarse con aplomo

Y ahora les presentamos el informe

a.       Corra más rápido que el rayo recomienda el adolescente mensajero

b.      Hágase una cubierta de cerámica dice doña Sara la artesana

c.      Hágase una limpia con orégano el guarda de la entrada

d.      No salga de noche ni de día si no están techados los caminos   un papelito anónimo venía en los confites

e.      Un triple caldo de gallina y una pacha de whisky a fondo blanco anota mi jefe que es borracho

f.       Embárrese de aceite totalmente, así el rayo resbala o usted posiblemente se flambea

g.      Viaje al espacio y duerma en la estación espacial

h.      Esto se basa en que los rayos nunca caen hacia afuera del planeta

i.       Rece huevón y rece mucho a ver si Thor de verdad no es puro cuento

j.       No se olvide de conseguir un acumulador y de un contrato puede venderle la energía a las potencias

k.      Escóndase un par de metros bajo tierra no olvide aislarse en un recipiente de madera

y la recomendación más sensata que tenemos

evite el lugar donde va a caer el rayo por lo menos treinta de minutos de antemano

Lamentamos si a pesar de todo un rayo a usted lo desintegra

Usted debe comprender que no sabemos todo

Afuera hay tormenta rayería y mucho viento

Nosotros buscamos soluciones

Pero siempre nos alteran los relámpagos

Si algo le ocurre compañero

No olvide darnos aviso de su entierro

martes, 10 de septiembre de 2024

POEMA DEL DIA

EL FUTURO ES SIEMPRE MAÑANA

 

Si vienes mañana te prometo

Que el sol sale para todos más contento

Y no tendrás problemas de trabajo

No va a faltarte ni casa ropa ni alimento

Si vienes mañana

Pero antes trabaja barato para el amo

Paga impuestos cada vez que compras la comida

Alumbra tu casa con candelas

Muérete de contaminación y de cáncer y de olvido

Levántate zombi moribundo

Pero primero reza cada noche

Al dios validador de la miseria

Corre  a trabajar en tu oficina en el campo las industrias

Para dejar sembradas parcelas de futuro

Si vienes mañana

Será que no te has muerto date cuenta

Pero podrían traerte ya cadáver

A reclamar tu premio en esta historia

Cabrones son tus nietos 

                                         majaderos

Que nada entienden de humoradas de los ricos

Laberintos truncos, apuntes de nada :  24 de setiembre 7 p. m. El Farolito CCE

Laberintos truncos, apuntes de nada :  24 de setiembre 7 p. m. El Farolito CCE:   24 de setiembre 7 p. m. El Farolito CCE

viernes, 6 de septiembre de 2024

NARRATIVA

NO LLAMEN A EMERGENCIAS POR CAPRICHO

En el escenario uno, un perro salchicha escarba en la jardinera de su ama, una anciana octogenaria. Siempre lo ha hecho, pero esta vez procede con mayor vigor merced a haber ingerido algunas sobras de una maldita bebida energética que ha sido derramada en su tazón por alguna mano de malas intenciones.

En el escenario dos, la roquita dueña del perrito, limpia un feroz cuchillo de cocina que ha recién utilizado para destazar un cerdo pequeño, el cual ahora hace hervir en una olla, apenas tapada, junto a enormes rodajas de cebolla.

Si este narrador estuviese allí, volvería la panza pues odia la peste de la carne de cerdo.

En el escenario tres, en la estación de policía, el detective Siles está masticando chicle intermitentemente. Lo saca de su boca para masticar su sánguche de mano de piedra y beber café con leche. Luego lo vuelve a habilitar para entrenar sus mandíbulas:  su sueño es forzar los músculos hasta tener una quijada Schwarzenneger o, por la menos, la del dibujo agente de la CIA que protagoniza American Dad.

En ese momento suena el teléfono y es la secretaria de recepción que reparte las tareas la que dice:

—Pepe, te toca a vos. Salí volando porque hay un 10-11 en curso.

—Enterado— responde Josԕ mientras vuelve a pegar el chicle bajo el escritorio y recoge su arma.

 

En el escenario uno, nos enteramos que el salchicha obedece al apelativo de Juan Salvador Pelota, no por burla, sino por ignorancia de su ama que oyó hablar de un librito de nombre parecido cuyo tema era la libertad. La idea le agradó y se lo encajó de modo similar a lo que oyó, ya en su condición de tapia humana hace unos seis años.

En estos momentos, JSP abreviatura de esta noble criatura, está ladrando al policía que ingresa a la casa de la Rugama, la que se encuentra en la sala partiendo papas en juliana a las que suma otras tantas rodajas de variados tubérculos.

JSP ve la puerta de la patrulla que permanece abierta y, acto seguido, va a sentarse en el asiento del piloto.

En el escenario dos, doña Emilia Rugama se incorpora para abrir la puerta, luego de escuchar el timbre de puerta que ha sonado por segunda vez. En la primera ocasión dormitaba sobre uno de esos cuchillos desaforados que la gente compra sin necesidad porque pasan la publicidad en un canal de cable. Afortunadamente, aunque hay un charquito rojo, nos enteramos que es de tabasco, porque ella ha salido ilesa de reposar sobre el arma o instrumento de cocinero de pose.

En el cruce del escenario uno con el dos —puta, el umbral de la puerta, ¿cuál otro? — el señor Siles saca su carné (porque la policía local no tiene presupuesto para plaquitas metálicas) y la octogenaria decide seguirle el juego sin entender qué pasa.

Al final, entran todos (la señora, el detective jefe y un ayudante, un cámara que se encarga de documentar todo y el perro policía Puños, que mira con tal desdén a su par salchicha que ni se preocupa de ladrar para identificarse).

El asistente descubre fuertes rastros de sangre en la cocina, sobre todo en la pileta y en algunos cuencos accesorios donde la señora depositaba diferenciadamente los cortes del animal masacrado.

—Doña Emilia, ¿estaba cocinando?

—Pues sí, preparaba un puchero. Estoy agotada.

—Tenemos una denuncia por maltrato animal.

—No entiendo. Yo solamente maté un chanchito para el almuerzo. Van a dar las once y no termino.

—Alguien la denunció. Seguramente el chanchito ha gritado.  Es espantoso oír gritar un animal de ésos— Siles olfatea en dirección a la cocina.

—Toda mi familia ha matado así los animales. Una puñalada honda sobre la nuca, así nos enseñaron.

—¿Y no hace chicharrones? — inquiere el asistente.

—Me patean la vesícula, no puedo— responde Emilia.

“¡Qué ganas de decomisarle esa olla…!” — piensa el infeliz detective al que la tripa se le empieza a insolentar.

 

En el escenario dos, JSP termina por descubrir un túnel amplio que va a dar a un corredor de la Penitenciaria Central, de tal forma que luego de caminar dos horas, aparece ladrándole a un oficial penitenciario que decide recluirlo por ser un posible portador de drogas.

 

En el escenario uno, el cámara ha apagado su equipo y el detective, su asistente y el perro policía se disponen a comer, no sin antes amordazar en su habitación a la pobre vieja. Acaban con todas las verduras y una olla de arroz que recién ha sido preparada.

Siles ordena al colaborador que se encargue de borrar los indicios para que nada los incrimine. Alfredo, que así se llama y no de otro modo, pues obedece a pie juntillas. Lava ollas y platos, enjuaga, recoge sobras y papeles y con ayuda de una pala va a la jardinera y allí deposita los sobrantes. Y para hacer la escena impecable, devuelve a su lugar la tierra que el perro había desplazado.

 

En el escenario tres, el calendario sugiere que han pasado quince días y, de nuevo, a Siles le es asignado acudir a la casa de doña Emilia Rugama, que ha sido encontrada muerta y amordaza en la habitación del segundo piso.

Aparentemente, en estos días habrían ingresado a robar, pero es imposible detectar qué objetos faltar pues la señora de marras no vivía mal, pero tampoco tenía posesiones ostentosas.

Acaso le hayan robado joyas, no obstante, nada del escenario lo confirma. Ni siquiera rastros o huellas de un invasor.

Al llegar a escenario dos, Puños nota la ausencia de JSP, pero se lleva tan mal con la poli, desconfía tanto de sus pares que prefiere guardar silencio.

No obstante, lo primero que hace es dirigirse a la cocina.

 

jueves, 5 de septiembre de 2024

POEMA DEL DIA

FAILED CITY

 

La ciudad asimétrica y podrida

Con centenas de casas olvidadas

Donde ladran famélicos caninos

Hay viejos temblorosos en la acera

 

Tratan de morder pan entre los sueños

Y los ladrones jóvenes les roban

Sus escasas monedas y las medias

Mañana por la tarde se habrán muerto

 

Sumarán al olor de las cantinas

La peste de la carne y de la orina

Mientras al sol el humo desdibuja

 

Así es esta ciudad un cementerio

Por dondequieras miras ratas muertas

Es su paleta gris con negras grietas

miércoles, 4 de septiembre de 2024

POEMA DEL DIA

LA VOZ DEL NECIO QUE VUELVE DEL FRACASO
 

Cuidado con volver a casa

Impregnado de todas las formas de la mugre

No hace más que atragantarse

Y sobre la cama desordenada se desploma

Las pestes se desprenden de él

Lo han utilizado de vehículo

Luego ascienden por las mesas

Se esconden bajo el forro de los muebles

Y en silencio y despacio reproducen

Sus malignas células de fastidio

Yo no quiero ser moral se lo aseguro

Lo que pasa es que ya vengo de regreso

El hombre que no limpia su dormitorio

Acaba por dormir a la intemperie

martes, 3 de septiembre de 2024

blues

POEMA DEL DÍA

DE NADA VALE SER LEYENDA

 

La criatura transita el laberinto

Prefiere las horas de la noche

A veces hace tramos cortos se regresa

Parece que le turba la sospecha

Está desprovisto de ropas de cobija

Se alimenta de lo que encuentra en el camino

A ratos tararea viejas coplas

Como si fuese un marinero sin destino

La criatura transita el laberinto

A veces parece temer una sorpresa

Afuera se escuchan caballos agitados

Y enconados gritos de guerreros

La criatura camina hacia las sombras

Procura alejarse de la puerta

Sabe que no vienen a salvarle

lunes, 2 de septiembre de 2024

LA REBELIÓN DEL PRÓCER CONTRA SU CREADOR

 

La mañana fue surgiendo espléndida desde el este. El sol mostraba el agradecimiento de la naturaleza ante la salud del cacique, prócer o lo qué putas fuese. El hombre roncaba como un refri viejo y se oían los pozos de saliva chapotear en su garganta envejecida a punta de whisky y puro cubano.

El despertador sonó puntual a las cinco cincuenta con los primeros compases de Las Walkirias de Wagner. Treinta minutos antes había el cielo empezado a aclarar y ahora todo rutilaba. El señor abogado se enderezó de la cama, se calzó las pantuflas y se dedicó a abrir las cortinas. Acto seguido rodeó el mueble donde había reposado y le dio un beso en la frente a alguien que parecía una escoba de millo, desordenada por el desmedido uso. La venerada en cuestión enseñó una boca sin dientes y giró de espaldas, dejando a la luz un culo de gordura indudable.

Federico Polizonte Ario se dirigió al baño a hacer sus abluciones. Luego de lavar su cara y la dentadura, disolvió en un vasito unas sales de violeta para cuidar su garganta. Hizo una secuencias de gárgaras —siete— suficientes para que el universo notase que él, presidente de la res pública a veces  y en otras tantas ocasiones, mano negra, era tan sutilmente dotado como para convertir en arte las prácticas más vulgares.

Acto seguido, se bajo el pijama y se sentó a cagar.

El inodoro se dispuso a venerar las flatulencias de aquel culo blanquecino, al que tanto le debía el país. Y es que todo el mundo sabe —hasta los objetos mismos— que la oligarquía hizo de este país lo que es y a pesar de tanto campesino y trabajador que no sabe organizar su vida y aunque se desgasta, permanece en la miseria hasta el fin de sus días.

—Ah, la mierda— pareció exclamar el inodoro cuando el tipo tiró de la cadena— sólo para eso sirve la banalidad de estos cretinos intocables.

 

—Usted me ofende— dice tirando la puerta y sin dar el buenos días don Federico— Voy a pedir que lo manden a la silla eléctrica.

Usted sabe que este país no tiene ese castigo. Primero, porque nunca hay plata y, luego, porque a sus abuelos les dio miedo que el castigo se aplicase sobre ellos mismos. Buenas tardes, don. Dígame de qué se queja.

—Es el colmo. Fíjese: me espía cuando cago… ¡Hábrase visto!

—Puedo explicarlo, don Fede. Tome asiento, por fa.

—No, yo en sus muebles no me siento. Estoy seguro que allí ha ejercido la lascivia. Yo no me mancho con eso jamás.

—Usted me da el pie justo. Parece que la oligarquía aspira a la santurronería.  Yo sé que su esposa  es producto de un  lío de faldas y que la primera doña le puso los cuernos, pero fíjese que en sus memorias —las que publicó el Ministerio de Impostura— niega todo pasaje gris.

Entonces, entendí que ustedes aspiran a la impunidad, a la desmemoria. Y es normal: olvidar nos salva del dedo acusador, de las cuentas falsas, de dar explicaciones. Ya conocía yo historias de ésas y la verdad, me vino al seso cómo Bryce Echenique contaba una historia dulcete para terminar desnudando el horror y la mediocridad de la oligarquía en Un mundo para Julius, ¿ve?

A raíz de ello y dado que no me da el copete para mucho, decidí imitar esa decadencia. Sepa, sin embargo, que no estoy imitando nada.  Ustedes tienen una visión de mundo saturada de espejismos, mitos y leyendas que utilizan para dormir sin culpas. En las escuelas se enseñan la igualdad, la paz y otro chorro de valores que son como berenjenas insípidas: inútiles si no se sazonan con leyendas.

Eso nos ayuda a olvidar que la esclavitud, el racismo, la encomienda hicieron de Malanga, la crisis permanente que es. Porque hasta en sus épocas de bonanzas, la cantidad de parias crece y ahora que ni políticas de empleo generan sus sucesores, esto se desbarranca con más ganas.

Oiga, Federico, no se duerma. No me engaña usted con los achaques de la tercera edad. Sus culpas siguen siendo sus culpas como ocurre con los genocidas que hoy día, ya cacrecos, pretenden la impunidad y se niegan a arrepentirse.  Aunque coincidimos que este último gesto, siempre será inútil patraña que suele simularse para confundir a los fanáticos de la corrección política.

—Usted no sabe quién soy yo, Vivas. Son cuatro generaciones paternas y tres maternas trabajando por el desarrollo de este país. Y vea lo que hemos logrado.

—Perdóneme… En todo caso se lo voy a resumir así.  Decir que nadie debe nada es falso. Es cierto que muchos han puesto el lomo mientras otros esperan por la res servida en vajilla de plata junto a buen vino. Decir que lo bueno de este país se debe a la oligarquía es peor porque ha sido la extrema expoliación el quid de nuestra sociedad. Sin extrema miseria no hay grandes ricos, eso es un principio evidenciable hasta en el Renacimiento.

Si no hubiese sido por los movimientos sociales, no hubiese existido reparación alguna. Usted sabe que sus amigos no estaban para ceder caprichos, pero que un sistema paralizado puede acabar por destruir la riqueza y hasta amenazar el mito de indestructibilidad de los sectores conservadores.

Entiendo que usted no sabe nada porque durante los dos meses que duró la guerra que hubo después se cruzó a Panela a hacer que trabajaba para ganarse la vida… Y después dice que mi relato es una falta de respeto.

Entiéndase, lo que he querido es dar la justa dimensión de las cosas. Es que la gente sencilla es propensa a la explicación mágica y le viene muy bien eso de los héroes y caudillos. Hace rato vengo oyendo en misa al cura decir que la oligarquía no caga.

Entonces, decidí ir a la fuente. Invadí su privacidad e intenté entrevistar a doña Juana, su cocinera. Incluso, su chofer, Miguel, se negó a confirmar nada aunque le ofrecí veinte rojillos.

El pulpero fue el que abrió la boca a la primera. Dice que a usted todos le tienen miedo, que lo que pasa en su casa no puede saberlo nadie, ni siquiera que recibe inversionistas coreanos en una pequeña oficina que tiene a la par de su casa, con puerta independiente.

Cosa muy rara, pues se supone que usted está ya lejos de todo y solamente sale para algún homenaje académico o así.  Recuerde que una vez me invitó: no tenía idea de la ficha que yo era.

Yo soy mestizo, ¿sabe? Mi padre era de una familia rancia de otro país, pero en declive. Mi madre, sencilla, campesina.

Lo que puedo decir es que ambas percepciones del mundo las detesto. No me gusta la conciencia de la gente sin rebeldía, gente de trapo que se deja gastar por un sistema de condiciones dadas, pero prefieren alienarse en la religión o en cualquier práctica que les evite el conflicto. Tampoco entiendo aquellos imbéciles que escriben su biografía para contar su cosa personal parodiando como genialidad una vida de confort absoluto y billetera gorda.

—Pues yo exijo que me trate con respeto…

—Mire, señor Polizonte Ario. Mi respeto es justamente desmitificarlo. Dése con un palo en el pecho de que no me pongo a sacar cochinadas solamente porque documentarme me da una pereza absoluta. No obstante es sabido que el caracol deja un hilillo de baba por donde pasa. Bastaría hurgar un tanto en su familia, en las familias primates de la suya, para explicar algunas anomalías que hoy han concentrado el poder de forma aparentemente inapelable.

—Pues me saca de la novela o lo demando.

—Le diré qué. Lo voy a dejar en remojo. Lo suyo puede terminar en una novela o en un tomo que preparo sobre el arte de depurar la mugre de las momias. Lo que pasa es que debo buscar un puta taxidermista para aprender eso y, la verdad, el oficio  náusea.

Pero si lo hace feliz, déme tiempo y capaz se me tuerce la neurona y lo convierto en algo grande: el descubridor de los patitos de hule o alguna vaina similar.

Eso sí, la escena cagando se queda ahí.

 

domingo, 1 de septiembre de 2024

HAY GENTE QUE NO ENTIENDO POR QUÉ HABLA

 

Yo a los vecinos no les dirijo la palabra

Casi nunca nos damos el saludo

Y tengo el peor concepto de su mundo

Les molesta que yo aparque el coche frente a casa

La calle posee dos carriles y apenas pasa una moto vez en cuando

Son pendejos creo

No me lo han hecho saber

Lo anotan en el chat del vecindario

Y la queja llega a mi esposa por rebote

Yo a mis vecinos no les dirijo la palabra

Tampoco se pierden de nada

No pensaba insultarles no tengo tiempo

Para oírlos defender su status

No tienen idea del resto de la gente`

Éste es un barrio heterogéneo

Gente sencilla hay una poca

Alguna clase media y desempleados

Abundan los narcos y evasores

No diré a cuál status pertenezco

No vayan a perseguirme los estigmas

De hecho tenemos vigilancia paga

Que  nunca nos ha salvado de ni mierda

Pues los ladrones le tienen miedo al vecindario

Son demasiado peligrosos los burgueses

Con su doble moral puñal en mano

 

sábado, 31 de agosto de 2024

https://semanariouniversidad.com/suplementos/loslibros/poesia-precisa-y-contundente/

Reseña del libro  Fantasmas de la ciudad dormida en el Semanario UCR.


https://drive.google.com/file/d/1yTlyQR2VRYbHECMhFj1o78ZvwijOQmjA/view?usp=sharing


Un PDF de poesía urbana


sábado, 13 de abril de 2024