Bombeteando sobre la quinta novela, (apenas textos sueltos que luego deben hilvanarse).
CARDENILLO QUE PARECE CONFESAR SUS FALTAS, PERO ES SÓLO ESCRITURA CREATIVA
Cuando crucés la puerta, estarás perdido. Pensálo bien: nada vas a mejorar con confesarte porque el daño ya no tiene vuelta de hoja. ¿Qué pasa porque te apoderés de una colección de antigüedades que fuiste acumulando en nombre de tu anterior parroquia? ¿Acaso no son bienes terrenales? ¿De quién ha sido el esfuerzo, la chota, la majadería para lograr que los feligreses se desprendiesen de una vajilla antigua de plata, de unos candelabros de bronce, de unas sillas talladas en cenízaro…?
Porque las cosas no llegaron solas. Tus buenas cafeteadas te pegaste y tuviste que jugar de simpaticٴón y condescendiente con ese chorro de pecadores adinerados de tu anterior comunidad. Mirá que es el colmo reírle las gracias a un tipo que atropelló sin querer a un indigente, pero no tiene perdón que en la homilía dominical retorzás la escala de valores para hacer quedar como un acto heroico la irresponsabilidad de don Rodrigo… Claro que no vas a decir su nombre: tan sólo blanquearás el pecado.
Cuidado y no vaya otro hijueputa a querer imitarlo, ojo. Porque algunos feligreses se quedaron jetiabiertos esa vez que hiciste de un nota luctuosa, una frívola celebración de esperanza para la víctima de que “está en un mejor lugar”. Dijiste eso y con el pañuelo te secaste la frente, tres veces, como emulando a Pedro.
Sin embargo, ser lamebotas no es delito. Es lo que te mantiene vigente y con amigos en todas partes. Dicen que hasta sonás para ser la mano derecha del obispo. ¡Mirá que orgullo! Vos tan campesino —no lo sos, no mintás— tan choricero, quedabién, tan reprimido. Imagináte el chance de rozarte con la crema y nata de Malanga y el museo personal creciente…
Tendrías que alquilar una casita por ahí. Como si tuvieses un affaire con alguien. Es que uno debe prevenir que las cosas no se mezclen; no vaya a ser que se repita lo de la vez anterior cuando, al cambiar de parroquia, casi te expropian hasta los calzoncillos. Vale que te mudaste de noche, un par de camionzotes destartalados, pero amplios donde metiste de todo: cuadros, esculturas, cómodas, reliquias porque estabas convencido de que eran de tu propiedad.
Eso es discutible, lo sabemos. Otra cosa es que desde tu caparazón de soberbia, pretendás juzgar al mundo sin que nadie te juzgue a vos. Eso es, definitivamente, jugar sucio.
Y, sin embargo, no cabe duda que aprendiste viendo ejemplos. Los que llegan a ser poderosos suelen corromperse y acaban alineados con el poder. Recordá al difunto arzobispo que participaba todos los días en programas de opinión para lavar la cara del gobierno a cambio de favores, de donaciones personales que le ayudaron a construir un esplendor familiar antes inexistente.
Así que pensálo un poco. Vos recibís confesiones y no te toca dar cuentas a nadie. Sólo al de arriba, pero ése es un ser moldeable (“a imagen y semejanza” es una frase precisa pues implica que lo divino tendrá los valores que le asigne el hombre. Eso de quedarse cosillas ya lo han hecho otros antes y casi puede decirse que sos un aficionado. Lo que debés hacer es poner todo a nombre de tu madre. De tu hermanillo, el jumas, es imposible valerse.
Ah, pero ¿qué vas a confesar entonces? Acordáte que primero están las formas. Sería muy mal visto que llegue a oídos de la congregación que encontraste entre las bancas de la parroquia a un borrachillo anciano y lo pusiste a patadas en la calle. Malísimo se vería sobre todo porque el tipo murió congelado durante la madrugada allí, en los jardines del costado norte.
Es mejor que piensen que lo han asaltado y lo demás es anécdota. Lo que no se sabe no duele y a nadie mata. Está aquello del refrán “ojos que no ven…” que debiese ser también un versículo de las Sagradas Escrituras porque en los tiempos que corren todo, todo, necesita ser relativizado.
Ah, ¿no ibas para la delegación y solamente te detuviste a pensar si doña Cayetana pagó ya las misas de difunto de su pareja? Eso es distinto. Apúrate porque llueve. Mejor pasás a saludarla y le tirás una chanita. Esa gente tiene un molinito de café que debe estar centenario…
Viví, cabrón, viví. Dejáte de monólogos improductivos y a ver qué piezas te levantás hoy.
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