LUISILLO DIALOGA CON EL REY DE LA PEREZA
El equipo del barrio
perdió ayer 3-0 y va a tener que jugar la liguilla. Lo bueno es que si vuelven
a canchas abiertas, tendrán que devolver la cancha que la muni les prestó y
volverán las mejengas rapidito.
Tanta emoción con el
ascenso a segundas hace un año. La gente compraba la camiseta azul y la
pantaloneta roja porque estaban relindas, pero lo hacían a pagos…¿Treinta mil
pesos por esos trapos? No jodan, si ni
siquiera pagamos al día los recibos. Entonces, luego de una llorada, el
administrador daba el visto bueno y apuntaba las deudas en los cuadernillos.
Los primeros cuatro
partidos se ganaron al hilo. Lo que no esperábamos fue que el Caballo Sequeira
se lesionase. Y menos fuera de la cancha.
Se torció un tobillo y cayó de las escaleras del bus. Se rompió el codo y estuvo ocho semanas
fuera. A partir de esa fecha, el Yuyo ganaba un partido y perdía dos y así. Y
sin embargo, después del juego diez no la vieron más,.
Es que el Caballo no
quiso regresar cuando vio que no estaban al día con el pago del seguro. La
lesión le sanó mal; tiene el brazo hinchado como un jamón de cerdo y no puede
moverlo casi. Anda con permanente cara de dolor y preocupado, porque los dueños
del equipo le amarraron el perro.
Dice que tiene que
operarse de nuevo para colocarse un pin y enderezar la fractura que sanó
desplazada. Y que, sin el seguro social, eso es un facturón. Aparte a la
persona que acude al hospital sin estar al día le suelen dar un trato
impertinente, de mendigo.
Yo sé que, si le hablamos
a Clemente o al director de Sicarios le consiguen, por lo menos, trabajo de
conserje, pero eso nada soluciona en el corto plazo. Para que lo atiendan bien,
para que le den una incapacidad y un trato medianamente humanitario tiene que
haber cotizado tres meses consecutivamente. Es que si no, no hay derechos e
igual le cobrarían todo el
tratamiento. De locos es eso de cobrarle millones a un pobre
desempleado…
Ahora, con tanto dolor,
lo riesgoso es que Sequeira acabe por ser adicto. Probó con los chocolates al
principio, pero es claro que para el dolor no sirven. Terminó empachado y, con
el brazó así, nadie podía sobarlo. Hasta que tiritaba por la fiebre, sudaba
descompuesto y creímos que se iba a morir.
Laxantes, uno tras otro.
Cobijas, tres. Tés de manzanilla, gelatinas, etc. Dos días tardó en mejorar y
quedó curado… de no volver a tomar un maldito chocolate.
El dolor siguió. Nos daba pena y no sabíamos cómo apoyarle.
Don Miguel sugirió que lo borráramos para que no sufriera. Nos obstante pagar
ochocientos mil pesos no reembolsables no estaba a mano para alguno de
nosotros. Asfixiarlo entre varios en su cama, luego de sedarlo nos podría traer
un conflicto con la ley y no se trataba de ser mal ejemplo ante el mundo.
Imagínese lo que nos costó salir en TV (fue cuando el simulacro de terremoto,
que vino la señora presidenta y rescató a una gente sepultada por los
escombros). Qué desgracia sería volver a
aparecer, pero en la nota roja bajo el titular de “Vecinos se echan al pico a
enfermo de la comunidad”.
No. Lo que hicimos aún
así fue titánico. En dos semanas nos organizamos para hacer rifas en las
comunidades cercanas. Que una olla de cocimiento lento, que unas tenis
americana talla grande, cosillas que no se llevaron al bingo escolar porque de
por sí ya había muchos premios recogidos.
Estaban allí, bajo la
cama de madre en una bolsa y cómo doña Vicky estima mucho al Caballo porque
siempre que pasaba por el barrio saludaba muy cortésmente, ni lo pensó. Talonarios fueron varios, más de seis y todos
los números se vendieron.
¿Dé qué sirvió eso? De
mucho. Le pudimos costear al Caballo unas vacaciones en Valle Muerto, donde
estalló el antivolcán que todo lo cubrió de blanco. Afortunadamente, los
psicotrópicos han sido legalizados e ir a darse unos ñatazos de coca no va a
lastimar a nadie. Además, la droga al ser tan abundante es gratuita. Lo caro
son los servicios turísticos que el auge de extranjeros que quieren inhalar en
el paraíso ha disparado.
Es por eso que le dimos
un regalazo a Sequeira, ¿sabe?
No es culpa nuestra, no
sabíamos que padecía de rinitis, pero no me diga que eso no es un mal menor.
Y lo mejor de todo es que
ya termina el campeonato, Otto. Imagínese qué chiva que el equipo pierde todo y
la cancha vuelva a la comunidad.
Por cierto, Yami te está
buscando porque no atendés al carajillo. Si querés le digo a Miguelón que te dé
brete. El don es pura vida y sobra quehacer.
Jueputa, fue cómo si le
hubiese mentado la mama…
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