VAMOS A MORIR SOBRE LA
ARENA
El
trapecista no quiere mirar hacia abajo
El
público le chifla su indiferencia
El
trapecista siente hielo en las piernas
Y
abraza su pértiga como si estuviese adherida al espacio
Abajo
una multitud busca tomates pero no logra la diana
La
distancia es mucha para hacer efectivo el insulto
El
trapecista comprueba la cuerda y empieza su peregrinar de zozobra
En
tanto unos hombres del pueblo se han robado la red que le protege
La
venderán a los pescadores de la costa
Se
mira nuevecita y fuerte de otro modo
Cómo
resistiría el impacto de un hombre de setenta kilos por lo menos
El
trapecista imagina que cien palomas se balancean en su pértiga
Y
tiene que jugar a equilibrarla para que no se caigan las palomas
Está
lloviendo se oyen truenos periódicos y extensos
La
cara del trapecista está goteando sal y la lengua seca
Abajo
la jauría lo insulta porque sí
A
ver si termina de caerse y salimos en la prensa de mañana
Mientras
comen chocolate y palomitas
Y
el agua de las gaseosas se derrama
El
trapecista no quiere mirar hacia abajo para nada
Ha
logrado seguir su avance cruza el centro
Ha
entrado en una zona gris donde ve poco
Y
las voces no le llegan por la lluvia
Hay
una cáscara de banano sobre el peldaño
Quién
la puso allí se pregunta con la distancia conveniente
Si
no tengo póliza de vida y nadie pretende mi trabajo
Sólo
faltan tres para las cuatro debo terminar el número
Debo
ir a pagar los servicios y los préstamos y no me quedará lo suficiente
Abajo
en la gradería está el banquero o algún delegado suyo divertido
El
trapecista no quiere mirar hacia abajo pero mira
Su
destino es la obra de la usura
Él
está llegando ya a buen puerto
Agarra
de su cintura una daga bien filosa
El
coro de las hienas ya le aplaude
Las
luces se apagan de repente
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