lunes, 9 de marzo de 2020


VAMOS A MORIR SOBRE LA ARENA


El trapecista no quiere mirar hacia abajo
El público le chifla su indiferencia
El trapecista siente hielo en las piernas
Y abraza su pértiga como si estuviese adherida al espacio
Abajo una multitud busca tomates pero no logra la diana
La distancia es mucha para hacer efectivo el insulto
El trapecista comprueba la cuerda y empieza su peregrinar de zozobra
En tanto unos hombres del pueblo se han robado la red que le protege
La venderán a los pescadores de la costa
Se mira nuevecita y fuerte de otro modo
Cómo resistiría el impacto de un hombre de setenta kilos por lo menos
El trapecista imagina que cien palomas se balancean en su pértiga
Y tiene que jugar a equilibrarla para que no se caigan las palomas
Está lloviendo se oyen truenos periódicos y extensos
La cara del trapecista está goteando sal y la lengua seca
Abajo la jauría lo insulta porque sí
A ver si termina de caerse y salimos en la prensa de mañana
Mientras comen chocolate y palomitas
Y el agua de las gaseosas se derrama
El trapecista no quiere mirar hacia abajo para nada
Ha logrado seguir su avance cruza el centro
Ha entrado en una zona gris donde ve poco
Y las voces no le llegan por la lluvia
Hay una cáscara de banano sobre el peldaño
Quién la puso allí se pregunta con la distancia conveniente
Si no tengo póliza de vida y nadie pretende mi trabajo
Sólo faltan tres para las cuatro debo terminar el número
Debo ir a pagar los servicios y los préstamos y no me quedará lo suficiente
Abajo en la gradería está el banquero o algún delegado suyo divertido
El trapecista no quiere mirar hacia abajo pero mira
Su destino es la obra de la usura
Él está llegando ya a buen puerto
Agarra de su cintura una daga bien filosa
El coro de las hienas ya le aplaude
Las luces se apagan de repente

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