CRÓNICA DE UN FINAL DETRÁS DE UN MURO
Treinta y ocho grados a la sombra
Vaya clima llueve tanto tanto
Que los muros se pintan de musgo en poco tiempo
Hay cientos de paraguas en la calle
Pero a muchas cuadras de distancia
Lo triste es que eso mata los comercios
Las dependientes se mueren de tristeza
Y cruzan los brazos sobre la barriga
Los ojos lejanos casi ciegos
Buscan un billete en la distancia
Cuarenta grados a la sombra
Hay cosas que no pueden explicarse
Por ejemplo para qué putas leemos el poema
Con el ojo pervertido por el canon
Si la lengua se crea trabajando
Y los signos son elásticos y tibios
Son útiles por su misma transparencia
Cuarenta y dos grados a la sombra
Definitivamente no es el clima
Es el cuerpo de algún sujeto en cautiverio
Que poco a poco va perdiendo la batalla
Pronto colapsarán hasta sus uñas
Convertidas en violetas queratinas
Mientras la gente vuelve a casa y se lamenta
De que el día no alcanza para mucho
Más de cincuenta grados a la sombra
Todos los signos se confunden
La última palabra es agonía
El alma del
paciente se derrite
Dejad que
fría un huevo en sus costillas
Antes de
que el frío final lo colonice
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