sábado, 9 de agosto de 2025

SIMULANTES— POESÍA

SIMULANTES

 

Autómatas caminan por el centro

Van con la cara feliz de los programas

Tienen toda la prisa del mundo

Se entrechocan se alejan se maldicen

Vez perdida con un gesto se disculpan

Autómatas caminan por las calles

Creen que la prisa refleja su importancia

Llevan accesorios de prestigio

Que los hace olvidarse de las deudas

Son incapaces del diálogo consciente

Siempre tienen un monosílabo a la mano

Y el sistema de miedo va encendido

A eso del mediodía se satura

Alguna vez se accidentan y se rompen

Otras veces se estrellan y se mueren

Por ahí les hacen una fiesta funeraria

Con vestimenta negra y bocadillos

Quince oraciones muy de prisa

Nada más pueden dar sus semejantes

Autómatas caminan por las calles

Nadie suele notar que disminuyen

Al final del día se parecen

La carita feliz desvanecida


martes, 5 de agosto de 2025

APOCALÍPTICA DEL DESENCANTO— POESíA

APOCALÍPTICA DEL DESENCANTO

 

Ya no esperamos héroes ni mesías

La bola de cristal que siempre falla

Ha sido desconectada por impago

Estamos mirando el horizonte

Aceptamos todas las creencias

Creemos que un ovni va a salvarnos

Los héroes se fueron cuando quebró la economía

Hoy viven en paraísos fiscales tienen cámaras

Y un ejército particular muy bien armado

Nos dicen que no salgamos de casa porque llueve

Mientras los indigentes escarban la basura

Ellos han acabado con los bosques

Piensan hacer cárceles industriales

Donde cada preso muerto da ganancia

Nosotros somos frágiles y mansos

Ya solamente esperamos un meteoro

A ver si algo puede brotar de las cenizas

 


lunes, 4 de agosto de 2025

FIN DE CIRCO— POESÍA

FIN DE FUNCIÓN

Hemos tomado nota de que los héroes

Suelen ser una manga de ladrones

Y los poderes que dicen tener son puro humo

Nunca nos han salvado de nada

Han querido domarnos se vendieron

Siempre ensuciaron las banderas

Nos echaban la culpa del fracaso

Y se llevaban toda la riqueza

Proponemos pues

Sustituir a estos tipos por payasos

Votar por un cosplayer presidente

Que se cague en la madre de nosotros

Y nos robe hasta el mínimo respeto

A ver si alguien despierta

De este caldo de espesa burundanga

Donde se violan todos los derechos

Y el hambre se antoja paradigma

Yo digo que nacerá uno real

No un héroe más maldito fascista de esteroides

Sino uno de nosotros famélico y consciente

Que ha de izar  primero la palabra

Y el puño y el arma si hace falta

Hasta que logre terminar la pesadilla

jueves, 24 de julio de 2025

TRANSEÚNTES-POESÍA

TRANSEÚNTES

 

Caminan por estas calles

Millones de recetas de farmacia

Yo soy una de ellas

Consumo rigurosamente seis medicamentos

Para que la realidad duela menos

Es en vano decir que todo falla

Todas las recetas nos miramos con recelo

Nadie logra vaciarse de sus culpas

El sistema en cada esquina te da una

Y si cruzas la calle viene otra

Que tal vez no ha podido comprar las medicinas

Piensas que va robarte a morderte

Y no es cierto

Esa receta apenas puede con sí misma

Ya sabe que el tiempo se le agota

Se debe sin embargo a la rutina

 

sábado, 19 de julio de 2025

FRIVOLIDAD—POESÍA

FRIVOLIDAD

 

Nos  reposamos en la terraza

Acá no llueve esta semana

No importa que estorbemos en la acera

Pidamos un latte un vino un pastelito

No nos preocupemos por las balas

Hay un par de guaruras vigilando

Toda la gente alrededor es elegante

Podemos hablar del clima de los viajes

De alguna receta especial de algún brebaje

O del precio de las acciones en la bolsa

No hablemos de Gaza no me jodas

El olor de la muerte está mal visto


viernes, 18 de julio de 2025

CRÒNICA DEL ENFERMO DE ODIO— POESÍA

CRÓNICA DEL ENFERMO DE ODIO
Yo tenía miedo de ser mediocre
Sabía que algo me fallaba
Miraba al espejo y escupía
Me sentía permanentemente pegajoso
Sucio como trapo de bar de mala muerte
Decidí entonces inventar una estrategia
Para que otros cargasen con mi culpas
He inventado el odio y derivados
Aprendí a pegar sobre otros mis máculas podridas
Aprendí a insultar desde las sombras
Compré todas las antorchas disponibles
Y convoqué a todos mis pares infectados
Les dije “vamos a quemar lo diferente”
Y nos fuimos en carrera combustibles
A agregar todo aquel semejante
Que no quisiera incorporarse a nuestro juego
Más tarde a otro y otro y a todo impío
Que no pareciese merecer nuestro respeto
La ciudad era un horno gigantesco
El odio desbordaba su residuos
La muerte el crimen la pobreza
Saturaban los caños con sus lodos
Nada iba a quedar en pie al fin de todo
Yo seguiría odiando ser tan poco
Pero nadie podría hablar de mis defectos

jueves, 17 de julio de 2025

ONTOLOGÍA DE UN VIOLENTO

ONTOLOGIA DE UN VIOLENTO

 

Sigue el rastro de la sangre

Olfatea los arbustos los muebles la cocina

El hilo de sangre lo aleja de la escena

Luego se bifurca se torna telaraña

Otea la noche buscando silencios congelados

Encuentra un vaso manchado

                                             en el fondo hay sangre seca

Una bicicleta con los rayos reventados

Se deja perder caminando entre las hierbas

No encuentra el cadáver o no quiere

Eso no podemos saberlo todavía

Tampoco el porqué tiene los ojos inyectados

Toda su ropa saturada de manchones

Yo digo que sabe de sus culpas

En alguna parte ha lanzado la navaja

No ha querido llamar a la policía


martes, 8 de julio de 2025

NIHILISMO IMPERIAL- POESÍA

NIHILISMO IMPERIAL

 

Nosotros los monos soberbios

Creímos que por cagar en la luna

Ahora seríamos invencibles

Claro está nos ayudaban las armas

El salvajismo colonial la corrupción política

Y el hambre que precariza y subordina

Con total indiferencia en periferias

Nosotros los monos soberbios

Los mismos que cagamos en la luna

Los mismos que creamos la industria de la guerra

Los mismos que mentimos al norte al sur

Y damos como prueba nuestras balas

Que botamos billete en drogas y en casinos

Porque nos sobran los esclavos que llaman a la puerta

Si nos da la gana llamamos a los perros

Cerramos las fronteras fastidiamos empresarios

Porque somos cerdos todopoderosos

Según dice el evangelio apócrifo

Toda la realidad se subordina a la moneda

Eso garantiza  que la sangre corra por las calles

Y luego se lave con la crecida de los ríos

Nosotros que pensábamos ser dioses

Y sacar esmeraldas de las piedras

Nos hemos sabido proclives a los males

Cualquier veneno nos vence como a todos

Padecemos la crisis la inventamos

Pero luego no podemos controlarla

Nosotros cagadores planetarios invencibles

Renegamos de todos los principios

Hoy no creemos en nada que no sea la violencia

Ni entendemos para qué sirve la luna

Si no es para cagarnos sobre ella


martes, 24 de junio de 2025

CONFESIÓN DEL PODER INMUNDO- POESÍA

CONFESIÓN DEL PODER INMUNDO

 

Para matar o no matar civiles

Hay que hacer cálculos severos

Se suman dividen y restan factores

Casi todos en orden aleatorio menos dos

El primero que se resta es el amor humano

También se considera el rendimiento de las acciones

Y cuánto desprestigio se genera

A nadie le importan los costos militares

Si son más altos más ganancia

Es la ventaja de ser juez y parte del problema

Imagínate que mis corporaciones van en quiebra

Pero le vendo al Ejecutivo tres ojivas

Aunque con una sola alcanzaría

Para arruinar por generaciones muchos pueblos

Es un factor de caja chica

Ayer en quiebra hoy solvente

 Y tal vez

He tomado decisiones malthusianas

Cuando venga la paz voy a pasar factura

El perdedor pone los muertos el cáncer la tragedia

Yo pongo mi cuenta bancaria gorda como el ego

Me equivoqué dije que para matar civiles

Necesitaba cálculos severos

Y lo único cierto es que me basta

Con andar buscando más  dinero


domingo, 22 de junio de 2025

HEN QUEEN- POESÍA

HEN QUEEN


Nadie puede explicarnos esto

Nadie puede resolver este puzzle

De carne tripas y huesos y vasijas rotas

Da lo mismo si niños hombres mujeres o viejos

Nadie podrá reconstruirlos

Ni justificar la orfandad de los insectos

En un lugar que huele a pólvora y a muerte

Nadie debe validar tanta mentira

Hay que saber que el que mata es la basura

Y no aquellos que quieren a los suyos

No sometidos a la vergüenza de una jaula

Aquí todo es fuego y hambre y asesinos estratégicos

Que oprimen un botón a la distancia

Aquí nadie va a llorar por nadie nunca

Porque el dinero vale tanto más que la esperanza

Hay una gallina gobernando el Capitolio

Pide que no quede en pie ni un caminante

Gana millones en la bolsa si alguien muere

Aunque da mil alaridos es cobarde

 


jueves, 19 de junio de 2025

El desdoblamiento de la editora —fragmento que se incorpora a futura edición de La trama del camaleón , novela

EL DESDOBLAMIENTO DE LA EDITORA PETRA ROMERO O LA POSESIÓN DE UN PERSONAJE SECUNDARIO

 

A ver, todos sabemos que los fantasmas no hablan, pero yo no me voy a quedar con las palabras en la mortaja.  Me parece increíble que esos mendigos de Comas Negras publiquen una novela cercenada, incompleta. Ud. la lee y puede que le guste, pero no cierra.  Y es porque falto yo, que estoy en el texto, pero como una sombra que cruza la narración y no tiene palabra.

Me dicen ustedes que son una editorial de izquierda, pero que se están acomodando porque se les murió el líder. A mí, ¿me importa eso? Yo no necesito teoría del porqué maduran las calabazas o que me digan que yo era un buen tipo al que la suerte puso en el lugar equivocado.

Claro que yo recorría las calles de Artificio todo el día:  desde bares hasta bufetes y el Congreso de los Diputados.  En todas partes, tuve clientes a los que vendía hasta fiado.  Unos cuantos me amarraron el perro alguna vez y entonces no volvimos ni a darnos el saludo, pero yo puedo decir que nunca hablé mal de ellos o di nombres a terceros.

Verá usted, es difícil tener gente alrededor y no enterarse de algo, casi siempre peligroso. De hecho, la gente que suele saltarse las reglas o moverse en lo clandestino, suele tener mejor status pues se agencia algunos dineros no declarables.

Uno aprende a ver y a callar por comodidad y porque tiene familia. Dejé viuda y tres hijos, bien lo saben.

He trabajado en otras cosas.  De joven ayudaba en el taller mecánico de mi hermano, en barrio El Recuerdo. No ganaba bien y me pasaban muchos accidentes:  alguna mano rota, la ropa andrajosa y el cuerpo adolorido de estar contra el suelo bajo los coches.

Entonces, cuando logré terminar el tercer año, trabajé de camillero. Me iba bien, pero no me gustaba ver tanta gente en condición límite. Perdí el sueño por semanas, llegué a tener crisis nerviosas en la hora del café y mi jefe se dio cuenta que andaba mal.

Estaba interino y no me renovaron el nombramiento.

Pasé meses haciendo camarones para ganarme el pan. No sabía nada de mantenimiento, pero aprendí echando a perder y ahorrando lo que pudiese porque casi nunca salían oportunidades.

Me enteré que el Estado daba concesiones de lotería a gente con problemas económicos:  no pagaba mucho, pero ese porcentual de ventas alcanzaba para sacar adelante a una familia de pocas aspiraciones. Además, en esa época, cómo se consideraba que los juegos de azar tenían la finalidad de financiar programas sociales no teníamos competencia.

Trabajar toda la semana, menos los miércoles porque los sorteos eran martes, viernes y domingo. Algunos compañeros optan por semáforos y por las orillas del supermercado, yo decidí que no pues saqué cuentas y concluí que a ellos —los que no caminan la ciudad— los controlan con facilidad y los asaltan con mayor frecuencia.

Vendí seis veces el mayor, pero nunca vi una retribución, una propina. Y yo no soy de pedir, aunque mis colegas me carboneaban para que cobrase mi diez por ciento. ¿Y si perdía ese cliente? Creo que los chavalos me atosigaban para joderme, nada más.

Y caminar es, de por sí, un lujo mayor.  De otra forma no te enteras de lo que ocurre, si no es a tus orillas. En cambio, el que transita pellizca el rumor acá y allá de mil formas y hasta logra entender porque une informaciones cosas de la realidad que la gente considera ordinarias.

Por ejemplo, ese hijueputa TLC que el escritor del libro dijo que trataría y no hizo. La trama, sin lo que voy a decir respecto al tema, es como un té de calcetín sin la bolsita de té. Parece omitir adrede todos los daños que nos dejó una apertura comercial obligada y sucia pues nos hizo ganadores futuros de una BMW, pero vendiendo hasta la bicicleta del presente. Hubo sectores sacrificados desde mucho antes pues los programas de ajustes estructural que decían preparar el país para la competitividad cercenaron el gasto social muchas veces y dejaron en la calle y sin oficio a miles de trabajadores que, primero, intentaron emprendimientos tipo bares, bazares, talleres y que cuando les vino la quiebra se convirtieron en transportistas piratas, vendedores de cachivaches informales o cadeneros.

Yo pienso que hay militancias mediocres que se usan nada más para vender.  Es lo mismo que cuando compras una crema dental que te dice dejar los dientes blancos, pero se olvida de combatir la caries.

Son intelectuales de pose. No se atreven a hablar de aquello que puede quemar. Prefieren andarse por las ramas y optan por la anécdota y la malicia, pero casi que diluyen la culpabilidad de los que han puesto el mundo patas arriba.

Eso ocurre cuando le cambias el nombre el actor de un acontecimiento para que no te demande, o cuando le pones un apelativo ridículo para darle naturaleza de farsa a la obra.  También es entendible que si el escritor es un muerto de hambre que no tiene ni para pagarse un ramo de flores en su funeral, sea lo convenientemente discreto como para que nadie lo tome en cuenta, ni siquiera el aludido.

Todo esto diluye la potencia de los textos y es la norma. Publicar un libro no implica libertad: la más de las veces es sencillamente un acto de fanfarronería que ejerce un tipo que ha optado por coserse la lengua porque es timorato.

Si le digo todo esto, es porque usted va a hacer una edición nueva de la puta novela y no me va a dejar tan imbécil como el puerquito de navidad, bicho que es el personaje central de las fiestas, pero solamente como platillo mayor.

Todo este proceso del libre comercio que uno apechuga porque le toca no implica beneficios directos, sino para una élite que siempre nos vende. No hay un partido que represente al pueblo y haga verdadera resistencia a una agenda que lleva el apoyo de Washington. Entonces, la vida se nos hace más difícil:  vea lo imposible que es conseguir una cita médica en la salud pública y mire el precio de la educación privada.

Ambos sectores se deterioraron en esas épocas y ahora agonizan.  La segunda reforma de salud derivó la atención del nivel primario de salud hasta el sistema hospitalario, pero quedó pendiente el traslado presupuestario:  lo que conservó el ministerio fue la rectoría, que es algo así como la potestad de lanzar la perorata mediática cuando convenga bajarle el piso a los empleados públicos, a quienes que se ha hecho visibilizar como enemigos de la sociedad y simples parásitos del Estado.

No me diga, doña Petra, que poner tan simples evidencias le pondría en problemas pues tiene compromisos.  Que las becas no van a llegar si se suelta de la lengua, no es cierto.  No se preocupe, en las instituciones públicas nadie lee estas carajadas y si usted le pone en créditos un agradecimiento al presidente por su amor a las artes, ya con eso está todo hecho.

Su oficina es muy oscura, ¿sabe usted?  También años antes del Tratado de Libre Comercio con Waspasia, ya la tenencia de la tierra era una burbuja. No tanto como ahora, pero es porque nadie ha querido resolverlo y solamente ahora tantos años después de mi muerte — y a que logro escaparme del infierno, gracias a un favor que le hice a su predecesor, Lucas— veo que no tiene remedio. Aquí no se hubiese hablado de gentrificación si no es porque los movimientos sociales de Barcelona empezaron a meter el dedo en la llaga sobre el problema que trae en la sociedad el poder de compra de personas con mayor nivel de vida: a la larga, provocan la expulsión de los habitantes originarios pues los barrios se vuelven exclusivos y la oferta comercial se condiciona a las nuevas billeteras, más poderosas.

Acá se mercadea lo contrario:  el turismo como herramienta de desarrollo es inofensiva y genera empleo.  Lo que se oculta es el listado de carencias que termina en precarización obrera y monopolios de tierras que alguna vez fueron de la comunidad.

Eso debiese haber estado en la novela, pero siga usted acudiendo a palabristas obtusos que no tienen puta idea de lo que pasa en la calle. Repito, hay que caminar la ciudad, preguntarse por ejemplo por el montón de indigentes, por los miles de trabajadores precarizados merced a la no obtención de un título de bachillerato a pesar de ganar la educación diversificada. Habría que preguntarse demasiadas cosas de esa época, e incluso en el presente, cuestionar la inexistencia de una política de vivienda planificada pues se desarrollan grandes proyectos inmobiliarios innacesibles (por su precio, pero también por los esquemas del financiamiento bancario) a la clase media trabajadora.

Si es que ésta existe, usted ya conoce —porque sé que lo vive— el asunto de ganar “bien”, pero no llegar a fin de mes si no pega el tarjetazo.  Lo de deber la casa, el carro, el médico y hasta la prima de la nevera es nada nuevo por nuestras tierras. Pero bueno, decirles clase media ayuda a postergar una conciencia de clase que podría ser bastante peligrosa.

Quiero decirle que en los días que su novela de cuarta se dedicaba a contar el incendio de Ranas Rojas y otras basuras de culebrón turco (narco, preferencias sexuales, infidelidades, etc). Malanga sí cambió y eso ha sido irreversible.

Nosotros, de vena timorata y sanguínea, siempre evitábamos los desaguisados. Alguna vez, el guaro, mal consejero nos hace envalentonarnos y después de un partido de fút se arma la de San Quintín y nos partimos la madre.  Hablo como malangueño, pero aclaro que yo no tomo, nunca he tomado.

La otra variación de este cuadro de costumbres va peor:  la rencilla no se arma en el bar, sino en la casa. La frustración de la miseria sumada a la derrota del equipo que te representa y la borrachera infinita que carga el fulano, lo envalentona y le parte la madre a su mujer o a sus hijos.

El malangueño de antes se guardaba allí, en un saquito, para orearlos ante la veladora con las oraciones nocturnas. Tal vez alguna vez perdida los exhibía para contarle a la pareja los fracasos, las rabias, el mal momento que no se perdona.

Lo que pasa es que esos días funcionaron como toda una educación sentimental. Los gremios empresariales y políticos con tal de lograr sus objetivos, sacaron las garras, nos metieron miedo. Nos amenazaban con perder el trabajo si votábamos por el No en el referéndum. Lo mismo si le hablábamos a los disidentes o compartíamos mesa con ellos. Al sindicalista se le armaba relatos de corrupción. Los curas tomaban posición sobre el tema, sepa dios si a partir de condicionamientos, pero de repente empezaron a considerar comunismo todo aquello que fuese interés de proteger la industria nacional o garantizar el bienestar obrero. Uno entraba en un parqueo con una pegatina del no en el parabrisas y el desgraciado a cargo se negaba a levantar la aguja por orden del jefe, algún real hijo de puta.

Desde el mismo Poder Ejecutivo circulaban directrices para manipular y atormentar la voluntad del ciudadano para que, cuando llegase la consulta popular en los días de octubre, ganase el miedo por ser, simplemente miedo instrumentado a través de la mentira institucional, el desprestigio, la causa falta, la promesa para crédulos que nos hacía militar una guerra comercial que no era tan nuestra, pero nos afectaría a todos.

Waspasia hasta mandó un enviado especial para dar un ultimátum para que la ley fuese aprobada. Un simulacro de democracia, un par de topos infiltrados en las aceras del No, primero hicieron resistencia, pero uno de ellos, el de menor prestigio, el gato en ascenso, terminó por quebrar la resistencia y se aprobó el nefasto documento.

El desprecio mutuo cotidiano fue siendo costumbre. Y pasada la votación, posiblemente sesgada, fraudulenta, se nos quedó como hábito.

Lo que nunca perdimos fue la ingenuidad. Los taxistas ni se inmutaron cuando escucharon hablar de la uberización. Creyeron que la nueva plataforma venía por los piratas y se consolaban diciendo hacia sus adentros que cada uno tenía su personal cartera de clientes fieles.

Se equivocaron: barrieron con el mercado informal primero, pero luego fueron por ellos.

Bajo el alero del tratado firmado, el Estado no negó tener potestades para combatir esa competencia desleal, la llamada economía colaborativa, pero tampoco la enfrentó.  Entiendo, le oí decir a varios diputados que el TLC dejaba amarrado de manos al país cuando una inversión supranacional decidiese operar acá. Baste decir que la flota de taxistas ha mermado:  queda en el presente  poco menos de la mitad.

El uberismo, por otra parte, se conforma de gente con o sin empleo, dispuesta a hacer otras por unos pesos para pagar la prenda del coche que han sacado para combatir sus emergencias económicas inmediatas. Nuestra sociedad de consumo es el caldo de cultivo propicio para el bolsillo con huecos.

Le cuento, a pesar de la aprobación del tratado, muchas empresas optaron por irse. Lo peor es que lo hacían sin anunciarlo: simplemente, de noche alzaban con las maquinarias y por exceso de prisa olvidaban pagar las liquidaciones del personal.

Más tarde, lo habrán recordado, pero la famosa pereza tropical habrá emergido de la nada para reomendarles nunca cumplir con gastos innecesarios.

Ya decía yo que una crisis de mercado laboral no se soluciona diciéndole al capital que haga lo que le venga en gana y le exoneramos hasta el yate del gerente. Fíjese que ahora ha entrado en las encuestas de ministerio de trabajo una nueva categoría:  sujetos que ya no buscan trabajo.  Es gente que se ha esforzado uno o dos años en conseguirlo, pero nada le aparece. Se supone que se salen del mercado por razones desconocidas. Vamos a pensar que es muy caro hacer los currículos, correr la ciudad, vestirse presentable y no obtener la menor esperanza.  Dejan de buscar colocación por carencia de recursos o porque les ronca la madre hacerlo, pero acaso, ¿dejan de comer?

¿Por qué no se les considera a efectos estocásticos desempleados o no se les asigna siquiera una subcategoría que diga “desempleados por abandono”?

 Fácil, porque hay que maquillar las cifras para que un modelo que ha fracasado desde el inicio no pierda vigencia.  Así es cómo se mercadea el futuro:  diciendo que, si el mes pasado subió la pobreza dos puntos, este mes ha bajado en una décima y vendrán tiempos mejores.

Total, la gente no retiene información.  No acostumbra entender ni argumentar y lo peor es que suele confiar en el emisor de los mensajes si éste usa corbata o tiene delante de sí un micrófono. Por eso es que vemos que Artificio se deteriora, pero no podemos sumar uno más uno para entender que las políticas en uso implican millones de derrotas para que tres o diez empresarios —una minoría nunca significativa— puedan barrer con todo y posiblemente guarden papelitos verdes allende las fronteras.

Pues eso, señora. Yo sé que usted es cardíaca y sé más cosas. No voy a chantajearla, vengo a exigirle. No quiero que la novela hable de mí, pero sí que diga que si fracasamos como país, si nos odiamos más, es porque se nos ha educado para ello y ya la máscara identitaria nos vale un pepino. A eso sume la experiencia de una identidad fantasiosa que se regocija en el deterioro social mientras vende la ilusión de un paraíso ecológico accesible a todos los dineros de afuera.

Mientras tanto, lo verdaderamente atractivo de nuestra tierra pasa por ciertas tonalidades morales permisivas que te permiten no ser auditado si tenés unos cuantos millones de dólares, pero sos amigo o financista del poder.

Me lleva la hostia, siento el ectoplasma débil.  ¿Tendrá por ahí un café con galletas de mantequilla, doña?

La mujer que conocemos como cabeza nueva de Comas Negras guarda el documento en Word, se quita las gafas, abre el escritorio y extrae un tubo a medio consumir de galletas de limón, cerrado con una amarrita metálica, pero que rebosa de las malditas hormiguitas de las que pican durísimo.

—La gran puta —dice Petra, casi gritando— ¿Acaso acá nunca fumigan?

Y pega tremendo puñetazo sobre la laptop cerrada.