martes, 31 de diciembre de 2024

LA FRUSTRACIÓN DE VIVIR LA BUROCRACIA- NARRATIVA

LA FRUSTACIÓN DE VIVIR LA BUROCRACIA

 

Estoy despierta, como siempre desde las cuatro y media y a esa hora me meto a la ducha mientras mi marido prepara el café.  Luego, él también se arregla y se marcha a la oficina.

Hoy tengo teletrabajo y es una mierda. En lugar de aligerar las tareas, me complica la agenda: la supervisora que jode a cada rato y yo que, entre rato y rato, voy sacando las tareas de la casa.

Esto implica esde abrillantar el piso y guardar todos los tiliches desparramados por la sala, hasta preparar la comida, limpiar la nevera y poner en las gavetas el cebo para los bichos que, en estos días calurosos, se multiplican como las ronchas de la varicela.

Así que cuando Juan vuelve, ya estoy rendida, pero sigo multitareas haciendo la limpieza de los ventanales y mirando desde lejos una telenovela a la que hace rato perdí el hilo (porque es una maraña de complicaciones y mala suerte a la que si le pongo atención me va a matar de un infarto).

Miro a Landrú correr hacia la puerta emocionado. Ha saltado del sofá y es entonces que descubro la humedad de la meada. Puta perro que no aprende protocolos, pero es mañoso y simpático y todo se lo toleramos. Mañana mismo pasaré a comprar un hule protector para que no se arruine la tapicería. El cañón del llavín gira y adivino desde lejos que entra mi marido con las patotas sucias por la lluvia y que la sala vuelve a su estado natural de chiquero sobrepoblado.

Ahora, ¿qué pasa, Fulana, Sutana o Katana…? Me da igual. Estas novelas turcas quedan debiendo en el guión o en la traducción. Esa manera de insertar acontecimientos vía pregunta manida es desesperante, pero ni a patadas diré que estoy harta de ver La aguja en el ojo, culebrón que ya ha durado año y pico.

Lo malo es que Juan habla como una lora embarrada de lo que sea. Nada lo detiene y no le importa que yo esté de nuevo en la cocina mirando el otro televisor y pelando cebollas.

—Sopa de azúcar es el café que me dieron en la oficina del Kepis. Ralo, tibio y creo que con seis o siete cucharadas de azúcar.

—Pudiste pedirlo sin nada.

—No me dio chance. Imagináte que la secre vino con la taza y las galletas sin que nadie le requiriese hacerlo.

—A caballo regalado…— digo yo mientras pienso que no quiero conversar.

—No creás que se ha portado amable, no—. Oigo correr el sillón esquinero y adivino que se ha tirado sobre el mismo como si fuese una marioneta sin cables—. Ése no mueve un dedo si no hay plata. Fui a ver si me ayudaba con la patente del bar para las fiestas populares, pero dice que hay demasiadas solicitudes y no puede dar preferencias. Sin embargo, dice que, si le habla al alcalde, capaz y se porta bien. Tan hijo de puta ahora como antes, cuando era el policía de Costa del Lodo.

—Vos dijiste que no era policía, sino matón.

—Bueno, pero tenía una gorra azul de las que usan los capitanes y, en lugar de macana, un trozo de tubo de hierro colado que cargaba siempre en la mano derecha. Parecía un plomero de ésos que dejan abandonado el brete para irse a meter a la cantina y volver a la tarde con un supuesto repuesto que les costó encontrar.

—Bueno, y ¿te dio los permisos?

—¿Qué parte no entendiste? Quiere plata:  para él y para su jefe. Así no tiene gracia porque lo que ganaríamos con cervezas de contrabando se lo dejaría el alcalde Mairena y este bicho.

Ah, prepárame una manzanilla, por favor. Me estoy muriendo de náusea.

Entretanto Negligé —algo así se llama la chica protagonista— saca un frasquito de veneno azul y lo vierte en la bebida de su marido que aún no llega a casa, pero le ha dicho que en tres minutos ha de llegar. Para que lo tengamos claro los televidentes de otra lengua, los utileros han puesto una etiqueta en el frasco con una calavera tipo pirata con el par de fémures cruzados y el editor ha insertado un flash donde se mira un par de detectives con gabardina negra, de pie junto a una silueta humana pintada sobre la sala de un sujeto que ha pasado a otra dimensión por vía asistida.

Vaya estupidez, me digo.

Recuerdo que Costa del Lodo no tiene ni ha tenido policía antes. Eso ha sido lo que propicia que seres como Kepis —matoncito, grandulón— se posicionen para abusar de todos y así no tener que buscar trabajo.

Además, en esos lugares no hay oportunidades.

El asistente del alcalde le lleva doce años a mi marido. Creo que es contemporáneo del cura Cardenillo, aquel que pagó porque un tipo le escribiera sus memorias y ni se dio tiempo en verificar lo contado.

Luego lo asesinaron y lo que salió a la luz fue un libro escabroso que cuenta las mediocridades que lo llevaron a ser párroco urbano por un par de décadas.

—Tere, ¿me vas a dar la manzanilla? — dice el baboso desde su lugar de ocio mientras revisa las redes sociales.

—Esperáte. Las cosas no se hacen solas—. Deberías ayudarme un poco.

—Ahora que me recupere. Lo del café me dejó intoxicado. Estaba pensando que lo mejor es buscar otro cantón que tenga fiestas populares para llevar allí el chinamo de cervezas. Quizás allí, por barrio El Recuerdo.

—Tendrías suerte si no te sale otro Mairena y otro Kepis. En todas partes, el poder político anda podrido.

—Y vos, ¿qué has hecho? — pregunta mi esposo con una inflexión de voz que simula ternura.

—Trabajar como loca, qué querés.  La rata de la jefa quiere quedar altísimo con el mandamás y quiere que para el viernes tenga listo el dictamen del contrato. Yo no creo poder hacerlo porque eso está oscurito. Creo que me voy a incapacitar por psiquiatría y de ser posible busco otro empleo.

—Comprendo. Si avalás algo sucio, la junta directiva se lava las manos y cuando vengan las denuncias, te caen encima. Ellos siempre se cubren mutuamente.

—Ah, por cierto.  El presidente del ministerio es primo lejano de Mairena. Un tipo gordo, feo, cara de idiota, que toca la guitarra —dice él— y se siente showman. Ahora, para las fiestas de la Independencia, nos dio la mañana libre para que fuésemos a un acto cívico donde cantó en inglés tres piecillas:  Yesterday y no sé qué más.

Luego, hizo un discurso sobre el futuro de la justicia social en el país y terminó profiriendo amenazas de altos tonos contra todos los movimientos sociales:  ya no sabemos a qué intereses representa. La gente se puso como los diablos y le gritaban de todo —al menos, los estudiantes de secundaria, que tenían menos que perder—.  Pasamos el resto del día encanfinados, con la presión alta por el desaire del maldito prepotente.

Dice Zavala que habló con la encargada de prensa para ver qué se traía entre manos el maldito Joel. Le respondió doña Narda que así era él: que seguramente se estaba cagando y los conserjes tenían todos los baños con llave. Que lo disculpen, dice la periodista, porque él no sabe expresar las cosas.

Y claro, vuelvo a la sala con la manzanilla ya con su taza y platito, pero Juan está hibernado desparramado y con la cabeza hacia atrás, mientras una baba le resbala por la comisura izquierda de la boca.

Y yo, de bruta, estoy casi segura que me he perdido la muerte de Murat, el esposo de la Negli, que es una escena que bien puede durar quince minutos porque tienen esa manía del suspenso y de hacer primer plano de todos los rostros angustiados y secuenciar hasta los menores detalles para sostener a la persona con las palomitas detenidas a medio camino del frasco a la boca porque, cuando menos lo esperamos, el difunto resucita más rápido que despertar al Juan.

 


viernes, 20 de diciembre de 2024

PAISAJE DE NOVELA NEGRA SIN CINTAS AMARILLAS

PAISAJE DE NOVELA NEGRA SIN CINTAS AMARILLAS

 

Alguien pesca en un bote lago adentro

Con la luna puede verse la silueta

Las aguas están quietas el agua negra

La vegetación con parches de luz y mucha sombra

En la orilla varios ojos rojos le vigilan

Apenas está cayendo una llovizna

Pero el pescador va empapado de hace rato

Lleva tres horas en silencio y en espera

Es posible que no haya peces en la zona

La temporal ausencia de la luna borra todo

El silencio persiste y es de goma

No hay viento ni frío en esta escena

Sólo un sonido de crack y el barullo

La bandada de aves que ha tragado la penumbra

El pescador se tumba y va sin remos

Un granizado de sangre en sien derecha

Hay que esperar el alba para verlo


miércoles, 18 de diciembre de 2024

NOTAS DE MALANGA- POESíA

NOTAS DE MALANGA

 

Las calles de Malanga tienen cicatrices queloides

Y nunca dejan de lacerarse hasta la pena

Cuando llueve los charcos le maquillan

Y uno diría que una mancha marrón de agua

Rodea una isla diminuta y necia

Que gusta de emerger en los veranos

El camión de la basura pasa dos días por semana

Eso es como espulgar un gallinero

Labor de necios solamente

Los comerciantes lavan con manguera

Los residuos que deja la violencia

Y luego cuelgan etiquetas de descuentos

Que cargan pequeños sobreprecios

Artificio es una ciudad que no mejora

Siempre tiene fiebre de miseria

Y demasiada gente flotando sobre el barro

Uno diría que es lo mismo siempre pero yerra

La gente se va borrando con el tiempo

Y no se repone con los jóvenes

Porque tampoco les ofrecen un camino

Todos aquellos que endeudan su futuro

La profecía dice que no hay nadie

Cuando llama un ciudadano por ayuda

Mañana no hay nadie en los salones escolares

Mañana no habrá nadie dónde sea

Mañana es solamente polvo y aceites residuales

Mañana no existe si es cemento

Pero Wall Street sonará su campanilla

 


domingo, 8 de diciembre de 2024

LOBO POSMODERNO-POESÍA

LOBO POSMODERNO

 

Me perdido mis huesos hace rato

Un día amanecieron hechos polvo

Para caminar aprendí a reptar sobre las piedras

Pero se acortaba el horizonte

Por ello armé una estructura de madera cuatro patas

Tuve que atarme a ella con correas

Y desarrollar callosidades apropiadas

Ahora soy mamífero y cuadrúpedo

Transito la ciudad a medianoche

Mastico todo tipo de papeles

Tengo una rara fijación por cuevas húmedas

Me deja indiferente cualquier luna

martes, 3 de diciembre de 2024

REQUIESCAT IN PEACE- POESÍA

REQUIESCAT IN PEACE

 

Acá no hay nada que explorar no se preocupen

Nos mueven la doctrina del salvaje

Los que tienen algo quieren todo

Y han puesto en lugar de dios un cementerio

Trovadores victorianos lanzan cánticos racistas

Que incorporan al folclor los eruditos

Los periodistas hablan de cosas banales

Por ejemplo la historia oficial

Nuestra vocación de borregos colabora

Ellos dan la vuelta de tuerca sobre el tema

La lluvia cae siempre en calle siete

Miren el cuartito de madera

Solamente la antena de TV sobrevive el aguacero

Allá van flotando las piltrafas y las ropas

Comunidades virtuales nos distraen

Nos hacen enredarnos en mentiras

En las redes simulamos diálogos de momias

Ningún emisor piensa el mensaje

Y quiere aniquilar la disidencia

Aquí estamos

Pero no como los hombres de Guillén

Nuestro estado actual es lo contrario

No nos llega palabra con sentido

Son estrictos insultos guturales

Y la selva de cemento crece afuera

La ciudad con sus ruidos digestivos

Nos hace creer que conversamos

Y que algún baqueano va a salvarnos

Cuando todo este concreto nos sepulte

 


viernes, 29 de noviembre de 2024

PLAZA VACANTE-POESÍA

PLAZA VACANTE

 

Finge que no está roto el mundo no le importa

Es bastante dado a la pereza

Gusta quitarse piojos del cabello

Le gusta soñar con las tormentas

A veces habla a gritos a los locos

Luego suele entrar en un letargo

Cuando despierte suele asesinar sus muñequitos

Casi de inmediato los reemplaza

Es que le gusta el caos la violencia

Tiene vocación por la tragedia

Le piden que haga algo por los otros

Él piensa que le exigen demasiado

Y dibuja un sol una pradera

Y también una ojiva nuclear al costado

Finge que no está roto el mundo no le importa

Nadie quiere darle aviso

De que hace poco lo echaron del trabajo


jueves, 21 de noviembre de 2024

HANDICAP- POESÍA

HANDICAP

 

Apuesto quince a uno

A que Sísifo muere sin haberse jubilado

Quizá lo está deseando

El ingreso no le alcanza

No le pagan horas extra

Ya son débiles sus huesos

Tiene un riñón que llora sangre

Y la carta de aprobación no llega

No tiene ingresos suficientes

Para esperar en casa el telegrama

Paga vencidas las facturas

Y tiene noches imposibles

Donde sólo se sueña trabajando

Ésa es la única memoria de sí mismo

Un hombre bajo el sol que empuja siempre

Cualquier día el corazón le falla

Yo apuesto quince a uno que no llega

Casi siempre vencen los gusanos

 

miércoles, 20 de noviembre de 2024

PERINOLA - POESÍA

PERINOLA

 

Mira girar la perinola

Alguien está metiendo la mano en tu bolsillo

El artefacto está cargado

Hay dos caras que salen con frecuencia

Gana todo pierden muchos

No importa en esto la superficie de la mesa

La ciudad está tomada por tahúres

Si te fijas bien no hay otras leyendas en las caras

Siempre resultan los mismos ganadores

Mira girar la perinola

Haz la fila en el banco paga la hipoteca

Haz horas extra haz trampas con tus pares

Evade todas las reglas de este juego

Si te pones moralista te has jodido

Esperas por la suerte que no existe


martes, 19 de noviembre de 2024

TRANSACCIÓN DE DOLO EXISTENCIAL

TRANSACCIÓN DE DOLO EXISTENCIAL

 

Vendo el alma

No acepto ofertas miserables

Mucho menos el engaño de la fama

Ni la bochornosa lluvia de dinero

Ni la promesa de un yate varado en el desierto

Vendo el alma

Ya estoy de vuelta de todos los espejos

He disparado a los oasis y eran burbujas aceitosas

Me quedaba sólo un amargo sedimento

He sufrido cien veces la lluvia de granizos

Mis cortes en la piel son evidencia

Pero no son motivos suficientes

Para dejarme chantajear por la esperanza

Vendo el alma

Soy una cáscara mohosa

Un.mortal que ha dado muerte a todo mito

Yo sé que cuando muera

No hallaré un edén menos infiernos

Lo que toca es borrón obligatorio

Fausto transó el alma y Gray lo mismo

Pero en mi caso ganó yo contra el engendro

Porque vendo un intangible que no existe

 

 

 

MIDAS AL DESNUDO -POESÍA

MIDAS AL DESNUDO

 

Cuando se presentó por el puesto

Fulano aspiraba a grandes cosas

Pronto tendría de todo a manos llenas

Además del aura de su jefe

Que le abriría todas las puertas de inmediato

Fulano no tenía reparos morales

Estaba más que dispuesto a las vergüenzas

No tenía pensado a hacer preguntas

Solamente pondría las manos desnudas por su jefe

Es que no sabe limitar las ambiciones

Y quiere  comprar carruaje propio

Por fin cuando su jefe lo convoca

El tipo hace un cuenco con las manos

Para comprobar con un ahogo sostenido

Que aquello le mancha su ropaje

Porque suele pasar que no da la talla este sujeto

El señor jefe rey Midas no caga oro ni por broma

domingo, 17 de noviembre de 2024

LLEGAR A COMALA POESÍA

LLEGAR A COMALA

                                  A la memoria de Rulfo

Uno tiene que entender que el camino ha terminado

Y está bajando a toda prisa

Aunque no sienta la resistencia del aire

Las ramas quebradizas

La luz efímera de la tarde

Que eclipsa de repente

El olor a tierra humedecida

La tierra dispareja y removida

Los murmullos químicos internos

Los murmullos del polvo su memoria

Plagada de rencores como una siniestra baba

El hambre insatisfecha ahora innecesario simulacro

El olor a pólvora de algunos semejantes

La hediondez de miseria de este pueblo

El sol que ya no vuelve cada día

 

viernes, 1 de noviembre de 2024

LA NECIA COSTUMBRE DE CREER-POESÍA

LA NECIA COSTUMBRE DE CREER

 

He perdido horas explorando el laberinto

En el común ejercicio de ser necio

He topado con paisajes repetidos

E incontados callejones sin salida

He visto la lluvia y el sol sobreponerse

He visto crecer la mala hierba

Y las enredaderas tapar viejos caminos

Yo estoy seguro que estoy lejos del centro

Pero también sospecho de este sitio

Yo quiero enunciar que todo es trampa

Que todo lo que sufro lo imagino

Y hasta la complicación de los senderos

Es un simple artificio de alguien loco

La idea de que vienen a matarme

Que alguien venga a acabar con mi tortura

Es otra fantasía sin arraigo

Porque soy un olvidado a secas un lagarto

Desconozco si algo existe en las afueras

De noche no transito mayor cosa

A veces me escondo bajo tierra

Y eso realmente me da calma

Porque es como tener una cobija

Entonces cierro los ojos y de pronto

La penumbra se torna un infinito

Ya no percibo moléculas ni lluvia

Es posible que ni aire necesite

Yo digo que la libertad está en el sueño

Allí siempre germina la semilla


jueves, 24 de octubre de 2024

NARRATIVA- AMISTADES DE CORTA DURACIÓN

AMISTADES DE CORTA DURACIÓN

 

Primera cosa, no dejarse llevar por ese estúpido cameo de pies anónimos que nos hace seguir los pasos de un sujeto que camina por el borde de la acera y al llegar en paralelo a la puerta de una cantina, gira noventa grados, y se introduce sin parsimonia alguna.

Sucede que ese no es el sujeto que buscamos. Nosotros hemos debido ingresar a una ferretería situada setenta y cinco metros antes, la de las rejas color ocre, que tiene mangueras con el cincuenta por ciento de descuento. Nuestra persona de interés es un tipo gordo, cincuentón, mediana estatura y con un águila tatuada, sobre el brazo izquierdo, a la que le falta la serpiente, pero es sin duda, el símbolo de la república mexicana. José Filadelfo Quiñones, así se llama, anda  de trabajo y le urge reponer la que rompió el perro del último cliente, uno de esos de quijada potente que supuestamente no hace nada, pero que se ha divertido mucho haciendo de la vieja Karcher, un verdadero juguete que se convierte en estopa.

Nos devolvemos pues y nos perdemos el saludo entre vendedor y cliente. En estos momentos, el hombre que se dedica a jardinería, mantenimiento y reparaciones de todo tipo en casas del oeste de la ciudad, está mirando al cielorraso desnudo, de cuyas barras de perling cuelgan herramientas pesadas suspendidas por alguna cadena con candado, pero que no dejan de amenazar al que camina allí abajo con un accidente definitivo.

Por cierto, son las once y veinte y vale preguntarse qué hace acá este hombre si está en día de trabajo y un obrero ha debido empezar temprano para que el tiempo rinda porque no gana bien en el oficio, a menos que esté dispuesto a perder contactos cada vez que cobra. Y, sin embargo, véale el rostro al señor Quiñones y sabrá que hubo borrachera anoche, como todas las noches de los últimos cinco años y que, aunque es un buen operario en todo lo que hace, tiene ese pecadito que atenta contra la regularidad y el éxito de su oficio.

Usted y yo miramos hacia adentro y, luego de dar un golpe de vista sobre el sujeto, vemos que hay otros clientes delante en espera. Dos viejitas vestidas conservadoramente y con zapatillas bajas, con sombrerito de paja, un hombre de pantalones de mezclilla algo rotos junto a su perro callejero y de pelambre azabache y larga, un agente de reparto de equipos eléctricos con su tablet en la mano, distraído mientras juega alguna cosa que, imaginemos, puede ser Tetrix.

No obviemos también la cantidad de canastas plásticas, atravesadas en el lobby mismo que contienen infinitud de ofertas que van desde arandelas hasta palas y aparatos de medición electrónica especializada.

En ese recorrido tardamos tres minutos.

Entonces caemos en la cuenta que no nos hemos perdido de nada. El encuentro del reparador con el empleado de despacho no ha ocurrido y, posiblemente, ocurra otra cosa. Usted sugiere que un ataque de tortícolis y yo insisto en mi hipótesis de que alguna herramienta suspendida del techo amenaza con caer y que don José Filadelfo está preocupado por ello.

Cómo nada avanza, miramos los relojes —usted es zurdo y yo derecho— para sincronizarlos.

Seguimos en observaciones inútiles por ejemplo de tipos de broca, de lo cual no tengo yo el menor concepto, pero —para decir algo— comento que están caras, demasiado caras. Usted asiente casi que lacónicamente, tanto que me da ganas de romperle la cara por juega de vivo. Claro, ha tenido la prudencia de venirse bien vestido para no levantar comentarios incómodos sobre su vocación de mirón.

En este momento, hay ligero escándalo porque a una de las señoras mayores le han rechazado el pago con tarjeta. Sin embargo, parece que la segunda la conoce e intercede diciéndole “cuánto es, yo pago y luego me lo arreglás” y asunto concluido y olvidado, pues qué repugnante es para un cliente deficitario ser exhibido en el área de ventas como si fuese un limpio absoluto.

La señora más bajita paga, pues, en efectivo.

¿Amenaza llover…? Y bueno, estamos acostumbrados a un clima desastroso que va de extremo a extremo sin poderse predecir. Ya estamos aquí y no vamos a perder nuestro esfuerzo sólo por una mojada.

Entra otro sujeto, esta vez mal vestido del todo.  Lleva una camiseta ajada y rota, unas tenis de color rojo percudido, de bajo presupuesto y tatuajes en el cuello. Tan pronto lo mira entrar, el dueño, que ha estado todo el tiempo en un cubículo jugando a la contabilidad, se levanta como un resorte y lo llama aparte. De hecho, no nos damos cuenta en qué instante lo hace ingresar a su oficina,.a la cual tenemos acceso por la simple razón de que la cortina está medianamente corrida para que el aire fluya sosegadamente.

Mientras salen las dos señoras, —ahora nos enteramos que vienen juntas a pesar de las compras separadas— podemos mirar lo que transa el último sujeto con el dueño del establecimiento. Aunque de eso no estamos seguros, yo apuesto porque es un simple contador y usted dice que es el mandamásk, pero igual nos interesa un rábano quién es, sino que nos urge ver qué hace.

Está topando oro. Claro, el rotoso es un cadenero, uno de los tantos que asaltan en estas calles del centro y tiene en esa oficina su razón de ser: la seguridad de que alguien le reciba aquello de lo que le urge deshacerse.

En este caso, dos gargantillas de oro y dos anillos sin dijes ni perlas.

Mientras este par cierra el trato, le pregunto a usted por un cigarro. En lugar de convidarme uno nuevo, me da la chinga del que está fumando. Pasa que no estoy para andar jugando de asquillos porque ando sin monedas y lo chupo, aunque ya casi queda nada. En el fondo del local, sin embargo, junto a la caja está un empleado de despacho comentando con el que administra el dinero que cómo putas puede alguien ser tan cretino de dejarse meter cuatro billetes falsos de veinte mil pesos y todavía dar quince mil de vuelto…

“Nada más porque es feo sospechar de ancianitas dulces “— se oye comentar por ahí, no sabemos de quién es la voz. ¿Seguro que no ha sidousted?

Volvemos a don José Filadelfo mientras vemos salir al ratero contento, cómo si acabase de desayunar opíparamente. No se ha movido un centímetro y ya empiezo a sospechar yo que la imagen se ha tildado, que toca reiniciar la ventana.

Acaso esté muerto.

El jefe de la ferretería, cuyo nombre desconocemos, pero decidimos llamarle Mario, nombre que viene bien, por ejemplo, a un profesor de artes industriales al que recordamos era buena gente, pero estaba loco y amenazaba con apuñalar —cuchilla en mano— a cualquier carajillo que le diese problemas en la clase.

Bueno, Mario está que se lo lleva puta y le dice al cajero que le va a descontar la estafa que cometieron las abuelas. El muchacho, un carajillo de menos de veinticinco, algo grandote y lampiño, pone cara de pocos amigos y le dice de sopetón que él puede hablar. El mañoso empresario viendo que se empieza a ventilar en voz alta, corta el tema y se retira a su rincón nuevamente.

Yo juraría que al ver hacía la calle se ha dado cuenta que vemos más allá de la ventana.

El hombre del perro roto, perdón de la mezclilla raída y perro azabache, tiene una lista larga: llavines, tuercas, clavos, cinta eléctrica, etc.

Ya esto nos saca de quicio. Cuando termine, llevaremos cuarenta y tres minutos de estar en el ventanal. Saldrá con tres bolsas llenas, bastante pesadas, una de ellas tilinte, la cual puedo pronosticar que, de acá a dos cuadras, va a romperse.

Y, además, empieza a atardecer. Uno de los despachadores, va por don José Filadelfo Quiñones, lo alza y lo mete a la trastienda.

Es un muñeco de PVC espumado, una identificación de punto de venta. No es explicable el motivo para que tenga el rostro mirando hacia el cielorraso, pero usted comenta que ha de ser que el muñeco estaba roto y no han sabido repararlo.

Yo le concedo que es una argumentación bastante válida, pero desde esta distancia es imposible verificarla.

Luego de eso nos quedamos estupefactos. ¿No es que el señor es un trabajador alcohólico que se dedica a hacer de todo? ¿No era que usted había robado su billetera y que por eso sabíamos un poquito de su vida? ¿No es correcto que nosotros compartimos los mismos intereses?

Se supone que debemos entrar ahora que solamente queda el personal y la mitad está en la trastienda y prepara sus menesteres para ir a casa. Se supone que actuamos juntos y yo voy sobre la caja y usted contra el contador, cada uno con su respectiva pistola cargadita.

¿Así que usted trabaja para el recinto? Es de seguridad, puta madre. Me ha estado acompañando porque quería hacer una cámara escondida, desgraciado. Pensaba subirlo a las redes, ¿cierto?

No voy a perdonarle ésta porque no pienso a arriesgar mi prestigio. Prefiero volver otro día que usted no ande por acá y hacer mi trabajo sin distracciones ni traiciones. No necesito socios que apuñalan.

La cagada, amigo, es que su pistola es de madera. Las reconozco al verlas porque estoy muy jugado. Adivino que le dijeron que acá es una zona sin delincuencia y que la vida es llevadera,

¡Qué hijueputez, le mintieron!

Hagamos una cosa, usted me guarda esto —haga el favor de no gritar mientras lo corto— y se queda tieso en el lugar. Yo voy a tomarme unos tragos con los pesos que le saco del bolsillo para sacarme el colerón de los malos amigos que deja este oficio.

Tan bonita historia que escribíamos y, ya ve, todo es mentira.


viernes, 18 de octubre de 2024

POESÍA URBANA

NOSOTROS ADORAMOS A LOS VIEJOS

 

Debemos reconocer sin que haga mella

Hemis duplicado pronto la tasa de homicidios

Acá los balazos se confunden con la lluvia

Y los funerales baratos son negocio

Al turista le gusta poco pero piensa

Que este paraíso es inframundo

Buena sede para excesos y dineros

Que pagan la inmediata complacencia

Sin embargo nos preocupan los abuelos

Es que somos anónimos afectos

Y nada nos conviene su miedo a visitarnos

Hay que hacerles llegar un artificio

Que les calme los nervios y así paguen

Por gozar supuestos teatros de exterminio

Que no son precisamente simulacros

Propongo una campaña que hable

De que nuestros homicidios van llenos de ternura

Y a eso le adjuntamos un peluche

Sea gato perro conejo y hasta chucky

Puede darse a elegir en el momento

O hacer lo que indiquen las encuestas

Quiere usted que le demuestre la ternura

Mire cuánta gente llora en las aceras

 

 

 

 

LA TRAMA DEL CAMALEÓN, NOVELA- DESCARGA LIBRE PDF

El punto de inflexión en la vida cotidiana de Malanga: el odio se hizo institución y no nos dimos cuenta.

La trama del camaleón, novela






miércoles, 16 de octubre de 2024

POEMA DEL DÍA

EL HÉROE ES UN SIMULADOR NATO

 

El héroe está llamando a la Gloria

Ella no quiere hablarle y lo deja en visto

Sabe que es patraña ínfula aspaviento

Un jugador de póker que blofea

Un producto mediático y manido

Porque las cartas que tiene son marcadas

Gloria prefiere al obrero que protesta por los suyos

No importa si lleva cicatrices

No importa su condición de anonimato

No importa que lleva escrita la derrota

Definitivamente es un gesto honesto lo que cuenta

martes, 15 de octubre de 2024

Ha muerto Kenneth Flores, nuestro amigo

 

MOMENTO NADA

 

En la tarde dialogan los fantasmas

Comentan la ausencia de la lluvia

Y la baja cantidad de parroquianos

Que han venido a despedir el cuerpo simulacro

Y sin embargo

Dice el muerto más reciente

Todos somos simulacros hologramas

Podemos ser imaginados por el otro

Ya sea desde la herida o el afecto

El vivo es también un ectoplasma

Un fantasma atrapado por la masa

Una vasija en forma de fuga permanente

Y lo que ocurre al fin es que se quiebra

Nuestro proyector interior ya no funciona

No va a quedar mayor luz sobre la sala

La oscuridad es un diálogo de muertos

 

lunes, 30 de septiembre de 2024

POEMA DEL DÍA- GUERRA

GUERRA

 

El lienzo debe ir en fondo rojo

Un poco encharcada la pintura

Infinitud de cruces llenan el paisaje

Son de distintos materiales superpuestos

De hueso de hierro de madera

O simplemente pintadas con cal bajo la lluvia

Apenas visibles borradas oxidadas

Hay casas cochambrosas destruidas

Hay hospitales en llamas hay

Hay humo negro por doquiera

Hay una fosa común en la esquina izquierda acá abajo

Siempre está desbordada de cadáveres

Y hay un puñado de niños mujeres y abuelos en el centro

Vuelan como moscas los aviones

Caen cien paquetes desde el cielo

Uno de ellos es comida

Los otros noventa y nueve bombardeos

Vamos a poner la noche negra

Ni siquiera una estrella en horizonte

Para que no nos asustemos con la muerte

Una radio a transistores está sola

En la zona inferior de la derecha

Es para que los que sobreviven averigüen

Quién putas va ganando tanta muerte

Afortunadamente los lienzos carecen de sonido

El daño colateral nunca se cuenta